Interesante artículo de Toni Polo en Público, apenas dos días antes del fin del diario (“Il Cavaliere sigue siendo un animador de crucero”, 22 de febrero de 2012). Simone Barillari, en su reciente libro El show de Berlusconi. Una historia crítica de la quiebra política, económica y moral de Italia a través de los chistes del Cavaliere (editorial Errata Naturae), muestra cómo Berlusconi es el simpático del grupo que triunfa –el contador de chistes y animador de crucero que llega a hacerse con un poder casi omnímodo, en la estela de Ronald Reagan, que fue “el primer contador de chistes en el poder”. No se nos escapa la significación de esa coincidencia del icono del neoliberalismo estadounidense con el show business: se podría desarrollar todo un tratado sobre las formas de dominación posmoderna tirando de ese hilo… Pero quizá todo ello debería inquietarnos más si nos interrogamos sobre la naturaleza de las “redes sociales” en Internet, vistas desde este ángulo. Lo que triunfa en Twitter, al fin y al cabo, ¿no son básicamente chistes? Si comparamos los más de 440.000 seguidores de Kiko Rivera “Paquirrín” en Twitter (en febrero de 2012) con –pongamos por caso— los lectores del diario Público recién desaparecido de los quioscos españoles, a saber, unos 82.000, ¿no aprendemos algo profundo sobre la naturaleza del orden social donde vivimos?