Tres puntos fuertes del anarquismo histórico que conviene no perder de vista en el Siglo de la Gran Prueba: 1) la importancia concedida a la Idea, así en mayúsculas (vale decir la declinación ética de toda la actividad política orientada a la emancipación). 2) El desarrollo de un malthusianismo popular, feminista y libertario, que en nuestro país cobró fuerza especialmente en tierras catalanas y valencianas (véase por ejemplo Anarquismo y sexualidad en España, 1900-1939, de Richard Cleminson; o La ecología humana en el anarquismo ibérico: urbanismo “orgánico” o ecológico, neomaltusianismo y naturismo social, escrito por Eduard Masjuan). 3) El rechazo a sacrificar el presente en beneficio del futuro, pero no desde el egoísmo, sino desde una intensa solidaridad.