manifesto «grândola galega»

«Se se quere estar á altura do momento histórico, caracterizado non só por un fin de réxime político no Estado, senón por un contexto de colapso progresivo do modelo industrialista-capitalista a nivel mundial causado polo esgotamento dos recursos —principalmente a enerxía fósil,
mais non só—, o acelerado caos climático e outras crises biofísicas, como a perda de biodiversidade, debemos ir moito máis aló e tentar con urxencia unha estratexia radicalmente nova e democrática, asumindo con todas as súas consecuencias as boas palabras relativas ao protagonismo e liderado cidadán.»

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Y el manifiesto en castellano:

                                                    GRÂNDOLA GALLEGA

«O povo é quem mais ordena,
Dentro de ti, ó Marea»

Desde las pasadas elecciones municipales del 24 de mayo, se viven tiempos de efervescencia política a raíz del éxito electoral conseguido
por diversas candidaturas llamadas «de confluencia» o «de unidad popular» que se hicieron con el gobierno de algunas ciudades. Fruto de
este contexto, se ha presentado la idea de trasladar esta estrategia a las Elecciones Generales bajo una posible Marea Gallega, como expresó
recientemente un manifiesto publicado en http://marea.gal/

Tanto en ese texto como en otras declaraciones se habla de «protagonismo» y «participación de la ciudadanía» en la dirección de ese
futurible grupo parlamentario gallego. Con todo, consideramos que si se quiere estar a la altura del momento histórico, caracterizado no solo
por un fin de régimen político en el Estado, sino por un contexto de colapso progresivo del modelo industrialista-capitalista a nivel mundial
causado por el agotamiento de los recursos —principalmente la energía fósil, pero no solo—, el acelerado caos climático y otras crisis
biofísicas, como la pérdida de biodiversidad, debemos ir mucho más allá e intentar con urgencia una estrategia radicalmente nueva y democrática, asumiendo con todas sus consecuencias las buenas palabras relativas al protagonismo y liderazgo ciudadano.

Una candidatura que quisiese ser realmente una herramienta en las manos del pueblo gallego no puede estar supeditada, en su actuar en el
parlamento del Estado, a las componendas entre los grupos políticos que la impulsasen o a las negociaciones entre sus programas políticos, muchas veces divergentes. La «unidad popular» es mucho más que la unidad de los partidos, es la unión del 99% en un mecanismo operativo de
expresión política y, por tanto, a lo que deben renunciar los actuales partidos políticos para facilitarla no es simplemente a sus siglas, sino
a su pretensión de hacer de intérpretes paternalistas de esa expresión política mayoritaria. He ahí la auténtica «ruptura democrática».

La voz de Galicia en Madrid no puede ser la voz de un partido o de una coalición de ellos que se arroga la representatividad de nuestro pueblo, sino la auténtica voluntad mayoritaria expresada democráticamente en cada momento. El pueblo debe ser quien más ordene, pero no solo en
momentos excepcionales como en los referéndums o en las elecciones que tienen lugar cada cuatro años, sino como norma. Eso, y no otra cosa, es la auténtica Democracia.

Hoy en día disponemos de mecanismos tecnológicos que dejan obsoleto el sistema parlamentarista, nacido en el siglo XVIII, y que permitirían
—como ya se ha demostrado en diversas experiencias en todo el mundo— que el botón que pulse una representante política gallega en el parlamento sea el que le manden las gallegas y gallegos. Hablamos de «mandar obedeciendo», hablamos de la única forma de Democracia digna hoy de tal nombre: la Democracia Directa.

Todas y cada una de las votaciones del Grupo Gallego pueden y deben ser decididas telemáticamente por todas y todos nosotros. Cada propuesta
presentada por ese grupo debe y puede emanar de las demandas expresadas y apoyadas previamente por la mayoría de nuestro pueblo. Y para aquellos que no dispongan de acceso a Internet mediante un ordenador, un teléfono inteligente u otro dispositivo portátil, existen maneras de articular mecanismos presenciales o de baja tecnología para su participación.

Queremos recuperar con orgullo nuestra tradición del «concello aberto», actualizada con las potencialidades de la era de Internet, pero sin
hacer de la tecnología un fetiche emancipatorio que cree una brecha digital también en la política, para sacar el poder de decidir de las
manos de los partidos y ponerlo en las manos exclusivamente de los internautas. El funcionamiento detallado de esta Grândola Gallega que
proponemos hace falta que lo diseñemos entre todas y todos, con rigor para ser operativo y con cuidado para ser inclusivo, y va a requerir una
labor técnica y organizativa y un cambio de mentalidad importante, pero solo tiene un requisito imprescindible: voluntad política.

Voluntad, en primer lugar, para que los partidos políticos gallegos que participen en esta iniciativa radicalmente democrática renuncien a
arrogarse la representatividad de gallegas y gallegos, y devuelvan la soberanía al pueblo. Somos un pueblo adulto y hoy tenemos medios para
informarnos, debatir y decidir sin la tutela paternalista de los partidos.

No se trata de que ese posible grupo parlamentario «responda» ante «organismos de participación ciudadana», sino que directamente obedezca
su mandato, sin posibilidad de votar en Madrid otra cosa más que lo decidido en esa asamblea, que debe ser permanente y asíncrona y de carácter mixto telemático-presencial, y en la que debe poder participar toda aquella persona con pleno derecho a voto, haya votado o no a esta
candidatura. Esta característica en concreto, de asamblea plenamente abierta, permitiría una contundente deslegitimación como antidemocráticas del resto de candidaturas, que tendrían difícil justificar por qué ellas no van a actuar en Madrid conforme a lo que quieran en cada momento sus votantes, sino según lo que dicten sus cúpulas.

Al mismo tiempo somos conscientes de que para que exista una auténtica democracia no basta con que la ciudadanía pueda expresar su decisión en todo lo que le afecta. Y queremos destacarlo porque es un aspecto que, por lo general, se suele dejar de lado en el debate por una profundización democrática. En las sociedades mediáticas de hoy es fundamental el papel de los medios de comunicación en la conformación de
la opinión pública. Por lo tanto, en paralelo a este mecanismo de conexión entre la voluntad popular y las instituciones representativas, deben ponerse en marcha actuaciones que tiendan a democratizar la comunicación social.

La prueba del carácter nítidamente democrático de esta candidatura debería demostrarse durante el proceso previo a las elecciones elaborando un programa político desde abajo mediante una metodología como la que nos atrevemos a sugerir en las siguientes fases:

1) Llamamiento a todos los movimientos sociales y partidos políticos a enviar propuestas para ser defendidas en el parlamento del Estado. Las personas sin adscripción deberían poder disponer también de un canal para enviar cualquier propuesta que deseasen. Para esto podría emplearse alguna de las diversas plataformas online ya probadas en las anteriores municipales [por las diversas Mareas y otras candidaturas] u otras que incluyeran mejoras.
2) Organización de esas propuestas de una manera congruente.
3) Llamamiento a un proceso público de enmiendas.
4) Votación por parte de cualquiera ciudadana/o gallega/o de las propuestas y enmiendas presentadas, por medios telemáticos, pero no solo.
5) Conformación del programa electoral de la candidatura sustentado en las propuestas mayoritariamente apoyadas, con una jerarquización de las mismas en base al apoyo recibido, lo cual permitirá irlas presentando a lo largo de la legislatura en orden de prioridad. Todos los miembros de la candidatura firmarían públicamente un compromiso de cumplimiento de ese programa.

Comprendemos que esta propuesta será dura de admitir para los partidos políticos, acostumbrados a intermediar entre la voluntad popular y su expresión institucional, pero les reclamamos valentía y coherencia democrática, y que se centren en su papel de pedagogía e innovación política para explicar las propuestas que hacen al pueblo, que —por supuesto— podrán seguir cumpliendo, pero ya en igualdad de condiciones que el resto de organizaciones sociales. Consideramos, por lo tanto, que la forma partido ya no es necesaria para intermediar entre el pueblo y las instituciones legislativas y de gobierno, sin que por eso deban dejar de contribuir elaborando propuestas políticas.

La Grândola Gallega podrá ser determinante como ejemplo —no sólo en este Estado sino en toda Europa— de otra democracia posible, una «democracia real», que ponga por fin en las manos de todas nuestro futuro. Queremos demostrar la fuerza de esta Grândola Gallega para democratizar unas instituciones obsoletas, ya que su éxito puede marcar también el camino para que el futuro gobierno de Galicia esté en las manos del pueblo gallego. No queremos ser tan sólo «escuchadas», no queremos «participar» simplemente en las decisiones que determinan nuestra vida: queremos ser nosotros quien decidamos todo lo que nos afecta.

¡Es la hora! ¡El pueblo es quien más ordena!

G R Á N D O L A · G A L E G A

Manifesto, 29 de Julho de 2015