mente habitual, mente atenta –y la racionalidad que brilla por su ausencia

Alex Pentland, investigador del MIT (Instituto de Tecnología de Massachusetts), sugiere que existen “dos mentes” (dos formas básicas de funcionamiento del cerebro humano): se trataría de 1.) mente habitual, caracterizada por un funcionamiento cerebral rápido, automático y por asociación, donde impera la costumbre y el “piloto automático”. Y 2.) mente atenta, con funcionamiento cerebral lento, controlado y basado en reglas. Ahí es donde predomina la intención, el control consciente y la deliberación.

Pues bien: la actividad de tomar decisiones reflexiva y deliberativamente, sopesando con cuidado todos los factores pertinentes y sólo ellos, es comparativamente rara. ¡No somos animales demasiado racionales! Algunos estudiosos del tema estiman que entre siete y ocho de cada diez decisiones se toman de forma inconsciente, o en un estado de baja consciencia (“mente habitual”, no “mente atenta”).

Y desde luego no deberíamos identificar ese 20% aproximado de decisiones conscientes como “racionales” en ningún sentido sustantivo del término… En los días buenos, uno piensa que quizá un 2% de las decisiones de Homo sapiens pueden ser consideradas racionales (en ese sentido fuerte). En los días malos, barrunta que, si acaso, el 0’2%: un par de decisiones de cada mil…

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Nunca terminamos de calibrar hasta qué punto somos bandas de primates ruidosos, emotivos, tribales, chismorreros, cotillas, pasionales y egocéntricos. Siempre lo pienso: se ve mejor lo que está en juego en cualquier reunión de Homo sapiens, ya se trate de un grupo de sesudos catedráticos o de una asociación de adeptos de bailes latinos, imaginando durante unos momentos a cada uno de ellos y ellas bajo la figura de un gran simio. Ahí tenemos a un gorila con laptop, más allá a una bonoba calzada con zapatillas de deporte llevando a su cría de la mano, acullá todo un agitado señor orangután con mochila y teléfono móvil…