No veré el final del capitalismo y la construcción del socialismo.
Veré el derrumbe del capitalismo y la destrucción del mundo –salvo que ocurra un milagro.
El capitalismo no sólo destruye el mundo: va destruyendo, al mismo tiempo, las vías alternativas que podrían sacarnos del atolladero. El siglo XXI será terminal. La violencia y destrucción que viene es inimaginable. Lo que resta es resistir, hasta donde sea posible –por decencia personal y por solidaridad con nuestros muertos.
No dejo de esperar un milagro.