Se reeditan textos antiguos de José María Ridao, junto con algunos otros nuevos, en Apología de Erasmo (RBA, 2013). En el marco de una intensa reflexión sobre las causas de las guerras, los usos de la violencia y nuestros recursos para no elegir la barbarie, el ensayista analiza los mecanismos usados una y otra vez para difuminar y eludir las responsabilidades que inducen a “sucesiones de errores fatales que afectan a los fundamentos de la convivencia y que nos van privando poco a poco de las opciones en las que todavía es posible el humanismo y la compasión”. La barbarie no es una especie de desastre natural sobrevenido: es el fruto de elecciones humanas, de lo que hacemos y dejamos de hacer (con especial responsabilidad de quienes se hallan en lo alto de las pirámides de poder). Uno puede ciertamente alimentar esta clase de consideraciones a partir de los terribles ejemplos del siglo XX, desde la primera guerra mundial hasta las guerras de EEUU en Irak y Afganistán. Y sin embargo, ¿cómo no ver hoy que vamos a deslizamientos aún más terribles –hacia un ecocidio entrelazado con un genocidio?