“El error del entendimiento y la opinión falsa vienen a ser en relación con el conocimiento algo así como los monstruos en relación con la naturaleza corpórea”, creía Averroes (lo cita así Bartolomé de las Casas en un texto de 1550)[1]. Algo importante que hemos ido aprendiendo en los últimos tres decenios es que estos “monstruos del entendimiento” humano son más numerosos, forzudos y combativos de lo que cabría sospechar. Hay acumulado un impresionante trabajo sobre los sesgos cognitivos de la mente humana que debería ser divulgado en círculos lo más amplios posible. Hace años publicó Máximo Piatelli un muy buen libro de divulgación, Los túneles de la mente, que tradujo al castellano Crítica. Ahora acaba de aparecer en nuestra lengua una obra que resume el trabajo de toda una vida, la de uno de los investigadores directamente implicados en la primera línea de este campo de conocimiento: Daniel Kahneman. Su libro Pensar rápido, pensar despacio (Debate) es una muy recomendable lectura para este verano confuso, tumultuoso y airado.
[1] En Cristianismo y defensa del indio americano, edición de Francisco Fernández Buey, Los Libros de la Catarata, Madrid 1999, p. 49.