mujeres que lavan el agua

Al poeta colombiano Juan Manuel Roca le asalta más de una vez “la imagen de una mujer que lava el agua, como divisa de inocencia, de algo que sólo la poesía preserva en tiempos sombríos”[1]. Sí, hace falta una mujer que lava el agua, como emblema de la descontaminación física y mental que necesitamos para hacer las paces con la naturaleza. Pero no basta con esa mujer. Necesitamos también a la mujer que cuida el fuego, que regula el fuego conservando sus posibilidades creadoras pero limitando su inmenso poder destructor: y con ese segundo elemento hemos de tener en mente tanto el fuego sagrado de la imaginación como esas pirotecnologías puestas en marcha por el pre-anthropos hace cientos de miles de años, y que ahora hemos de dejar atrás para avanzar hacia una sociedad solar (si es que queremos tener porvenir franco en el planeta Tierra). Y junto a esas dos mujeres, necesitamos igualmente a la mujer guardiana de la tierra/ Tierra: la que preserva la fertilidad del suelo que es el hogar de las semillas, pero también la que sabe oponer resistencia a las tendencias antropófugas que querrían un más allá de lo humano, la guardiana que se hace cargo de nuestra finitud y que nunca olvida que en la raíz de lo humano está el humus, la tierra fértil. Y tenemos, por último, a la mujer de aire. La que sabe que, en cada inspiración y espiración donde estemos presentes con atención plena, nos hacemos uno con la vida en el espacio del mundo. La que nos recuerda que los mismos átomos de oxígeno y nitrógeno vivificaron los pulmones de la Eva australopitécida que fue tatarabuela nuestra, y llegarán a los pulmones de nuestros tataranietos, si les damos oportunidad de ser (superando el Siglo de la Gran Prueba donde casi todo está ahora sometido a supemas amenazas). La mujer de aire que se sitúa del lado de Eros, pero sin desconocer el fondo de sombra y abismo que es el nuestro. Sí, como nos recuerda el maestro Roca: la única patria es el aire.



[1] Juan Manuel Roca, De parte de la noche, UNAM, Ciudad de México 2012, p. 9.