no seamos flojos ni perezosos

Los cuerpos humanos son frágiles; y frágiles son los valores humanos. De ahí la centralidad del cuidado en cualquier ética digna de tal nombre. No seas flojo, dice uno de los principios morales indios (aymarás) introducidos en la Constitución de la Bolivia plurinacional de Evo Morales. No seas flojo y cuida lo frágil.[1]

 

El no seas flojo de los indígenas bolivianos cabría escucharlo como un diálogo con el final del Quijote, cuando Alonso Quijano, agonizante, vuelve a la cordura y se disculpa con Sancho por haberle embaucado en tantas aventuras. Don Quijote aquí se “sanchifica”, señalaba el filósofo marxista hispano-mexicano Adolfo Sánchez Vázquez, sólo para ver como Sancho, a su vez, toma el testigo “quijotizándose”.[2] Pues le responde: “Mire no sea perezoso, sino levántese desa cama, y vámonos al campo vestidos de pastores…”



[1] Según su perfil biográfico oficial, Evo Morales Ayma, “presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, nació el 26 de octubre de 1959, en una comunidad pobre y extraviada en el territorio nacional: Isallavi, cantón Orinoca, muy cerca al lago Poopó de Oruro. Desciende de una familia aymara, nación indígena que tiene como pilares fundamentales en la formación de toda persona, tres palabras sabias: ama sua (no seas ladrón), ama quella (no seas flojo) y ama hulla (no seas mentiroso).”

[2]Adolfo Sánchez Vázquez, “La utopía de don Quijote”, en Entre la realidad y la utopía. Ensayos sobre política, moral y socialismo, FCE, México DF 1999, p. 270.