Solamente reparar en la sustitución de la palabra rentista por inversor ya nos dice casi todo sobre lo que va de la economía política clásica del XIX a la doctrina neoliberal del XX –y sobre la derrota política y cultural del movimiento obrero en los últimos decenios.
Hace falta crear toda una cultura –un “sentido común” interiorizado, como decía Antonio Gramsci— para que se acepte como lo normal que los rentistas tengan retornos del 15%, y los especuladores audaces bastante más que eso. El neoliberalismo/ neoconservadurismo se ha aplicado con éxito a crear esa cultura desde hace más de tres decenios.
Se puede hacer política buscando la calidad del vínculo social, o buscando la cantidad de los intercambios mercantiles. Lo que hoy prevalece de forma abrumadora es lo segundo.
Quieren hacerte creer que la vida es una trama de negocios; pero la vida es una sucesión de encuentros.