Jaime Caruana, quien fue gobernador del Banco de España entre 2000 y 2006 –cuando se cebó lo peor de la peor de la burbuja inmobiliaria de nuestra historia- se defendió de las acusaciones de negligencia empleando una curiosa expresión: “No había normas macroprudenciales que hubieran sido las únicas capaces de frenar la crisis”.[1] ¡Normas macroprudenciales! Claro, bastan pocos minutos de reflexión para darse cuenta de que una fáustica sociedad del megarriesgo –con sus armas atómicas, su quema incontrolada de combustibles fósiles que conduce a un apocalipsis climático, sus organismos transgénicos, sus proyectos de biología sintética, etc.- necesitaría poderosas normas macroprudenciales para tener opciones de controlarse a sí misma.[2] Pero no hay tales normas. Éste es sólo uno de los rasgos que evidencian la irracionalidad homicida del sistema.
[1] Íñigo de Barrón, “Caruana dice que no pudo pinchar la burbuja desde el Banco de España”, El País, 26 de julio de 2017; https://economia.elpais.com/economia/2017/07/25/actualidad/1500980155_842312.html
[2] Traté algunos aspectos de esta cuestión en Jorge Riechmann, ¿Moderar Extremistán? Sobre el futuro del capitalismo en la crisis civilizatoria (Díaz & Pons, Madrid 2014).