notas de Pedro Prieto sobre Repsol-YPF, Argentina y España

Durante la última dictadura argentina (1976-1983), llamada eufemísticamente “Proceso de Reorganización Nacional”, que tuvo hasta Cuatro Juntas Militares de Gobierno, hubo unas 30.000 personas desaparecidas (hechas desaparecer, para ser más exactos con las palabras) por dichas Juntas, tal como quedó claramente establecido por la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) que dirigió el ya fallecido escritor argentino Enersto Sábato, durante la presidencia de Raúl Alfonsín en Argentina.

Los hechos descubiertos por esta Comisión, creada por los propios argentinos para lavar su memoria y recuperar su dignidad, llevaron al juicio y encarcelamiento de prácticamente todos los grandes responsables, incluidos jefes militares de la Junta, con cargos de ex Jefes de Estado. Toda una lección para los españoles.

En esa triste y oscura época, mientras en Argentina desaparecían 30.000 personas, gobernaron en España tres gobiernos distintos: el de Adolfo Suárez (UCD), el de Leopoldo Calvo Sotelo (UCD) y el de Felipe González. Pero también gobernaron con posterioridad y mientras los argentinos estaban juzgando a estos dictadores, Felipe González, José María Aznar e incluso José Luis Rodríguez Zapatero.

De todos esos desaparecidos se cuentan unos 600 españoles, identificados con nombres y apellidos.

Me pregunto cómo es posible la indecente actuación de los sucesivos gobiernos españoles, que se mantuvieron en silencio y no exigieron, hasta el día de hoy, de forma seria, el esclarecimiento de estos crímenes de sus propios ciudadanos y la condena de los asesinos, que si han llegado a la cárcel, algunos de ellos hace muy pocos años, ha sido por la propia reacción argentina, no por la nula presión de gobierno español alguno.

Me pregunto por los medios de difusión del pesebre y del abrevadero, prácticamente escondiendo estas atrocidades y siendo cómplices de la inacción de los sucesivos gobiernos españoles.

Para colocar las cosas en su contexto, baste recordar que ETA asesinó a unas 950 personas durante medio siglo. En Argentina se asesinó e hizo desaparecer, para que los familiares no pudieran enterrar a sus seres queridos a 600 españoles en apenas 7 u 8 años. Compárense los titulares en medios y las acciones de los diferentes gobiernos españoles, con las que estos mismos gobiernos y los serviles medios a su disposición han dedicado a 600 españoles asesinados apenas en el lapso de 7 ú 8 años. Bien por exponer los crímenes de los primeros a manos de los asesinos de ETA, pero ¿y de los 600 restantes, que pasa, que nunca existieron?

Por eso, cuando veo la inmensa agresividad del gobierno español actual, amenazando abiertamente al gobierno argentino en pleno (si se atreven, sufrirán represalias, o tendrá consecuencias, han llegado a decir, como si fuésemos los EE. UU. y nuestro país hermano, que ha acogido a millones de españoles durante siglos fuese el apestado gobierno de Corea del Norte. Incluso la palabra “apestado” ha sido utilizada para amenazar y señalar como quedaría Argentina, si se atreven  nacionalizar YPF), porque ha pensado en nacionalizar, en parte o en todo, una empresa argentina estratégica que fue previamente privatizada, como YPF y desgajarla del control que adquirió su comprador, la compañía multinacional REPSOL, no puedo evitar dejar de compararlo con aquella tremenda inacción, silencio oneroso y cómplice, ese vergonzoso mirar para otro lado, mientras se seguía haciendo negocio con aquellas dictaduras, de todos esos gobiernos españoles.

Además, ¿de qué hablan? Más de la mitad de la propiedad de Repsol es extranjera y además es la segunda empresa española con más presencia en paraísos fiscales (12 filiales en las Islas Caimán y una en Liberia). ¿Es esto una empresa “española”, como para que merezca las amenazas tan flagrantes del gobierno español al gobierno argentino, por una amenaza de retrocesión de una privatización previa que muchos juzgaron escandalosa y vendepatria por parte del gobierno argentino de Eduardo Menem?

Repsol antes era una empresa pública. Es decir: de todos, y no de unos amigotes que valen su peso en oro. Como del Estado argentino era YPF.

Hace ya tiempo que nos expropiaron Repsol; concretamente entre 1989 y 1997, cuando Felipe González y Aznar se la quitaron de encima vendiéndola al peso. Tal sucedió con otras importantes empresas de sectores estratégicos, como Telefónica o Endesa, todos imperios boyantes que obtienen cada año beneficios de miles de millones que no acaban en las arcas públicas. Limosna de un año por los beneficios de una vida.

Es una vergüenza para este gobierno español y para los anteriores. Una gran vergüenza para los medios del pesebre y del abrevadero españoles. ¿A qué intereses sirven estos gobiernos y estos  medios de difusión tan falsarios? ¿Para quién trabajan realmente, para los ciudadanos españoles que se supone que los eligieron, o para las empresas multinacionales, sin alma, sin patria y sin otros intereses que los de unos golfos que acumulan riqueza de manera indecente?

[Véase también el artículo de Juan Torres: http://blogs.publico.es/dominiopublico/5101/repsol-no-es-espana/

Así como el de Carlos Abel Suárez, María Julia Bertomeu, G. Buster y Antoni Domènech:   http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=4883]