Lema publicitario de una promoción inmobiliaria, leído en La Coruña: “Nunca fue tan fácil tenerlo todo”.
Nos hacemos humanos jugándonosla en las elecciones decisivas, eligiéndonos: eso no lo sabían solamente los existencialistas franceses, sino que lo incorporaban a su entramado social –por ejemplo en forma de ritos de paso— todas las culturas tradicionales. Hoy, el mensaje que el productivismo contemporáneo repite sin cesar es: no tienes que renunciar a nada.
Quien se lo cree renuncia a sus posibilidades de llegar a ser una mujer o un hombre maduro –pues eso implicaría elegir, y por tanto renunciar.