“Quisiera ir a China para orientarme un poco”, escribió Blas de Otero. ¿Dónde podríamos orientarnos hoy? No hace falta ir lejos –tampoco viajar a ningún Oriente lejano. En realidad bastarían tres clases de práctica: primero pausa, detención, lentitud. Además: ¡fuera de la pantalla! Y por último: ser capaz de atinar, en el mar de desinformación donde nos ahogamos, con el hilo conductor de los buenos maestros y las buenas lecturas.