El fascismo echa raíces en la descomposición político-moral: en la de las clases dominantes, por arriba, y en la de las clases populares, por abajo. Y hoy el nivel de descomposición político-moral supera casi todo lo que conocíamos… Somos «materia corrupta», por emplear la vigorosa expresión de Maquiavelo en los Discorsi.