El ex presidente de EEUU y ex gobernador de Arkansas, Bill Clinton, confesó en 2010 que la forzada apertura de Haití al comercio agrícola globalizado, que hizo añicos la seguridad alimentaria de este país y benefició sin embargo a los agricultores del arroz de Arkansas, había sido un «pacto con el Diablo». Tardío e inútil arrepentimiento… Pero ¿cuáles de las grandes opciones económicas y tecnológicas adoptadas por las oligarquías que nos gobiernan no son pactos con el Diablo? ¿No lo son la petrodependencia, la energía nuclear, los plaguicidas de síntesis, la desregulación financiera…?