Para que exista democracia ha de haber demócratas. Esta frase no es una perogrullada, sino que señala hacia un problema gigantesco. Lo difícil no es tanto la democracia como conjunto de procedimientos formales (¡y ya sabemos lo difícil que eso resulta casi siempre!) sino autoconstruirnos como sujetos políticos demócratas en una comunidad informada por los valores de igualdad, solidaridad y respeto por la dignidad humana. Utopía pura, en la mayoría de las condiciones históricas… Por eso siempre es mejor hablar de procesos de democratización, antes que perdernos en las ilusiones de las “democracias consolidadas”.