Alicia Rivera firma un reportaje sobre el desgraciado horizonte ecológico-social que ven venir diversos expertos para 2050. El eufemismo con que arranca su –por otra parte valioso– artículo «Un planeta muy cambiado en 2050» es alucinante: «La geotransformación ha comenzado…»
http://sociedad.elpais.com/sociedad/2014/05/20/actualidad/1400604766_206368.html
Ya saben ustedes: para no decir «ecocidio» (sustantivo que describe adecuadamente el estado del planeta hacia el que avanzamos), ¡pueden hablar de «geotransformación»!
Mientras tanto, buena parte de nuestras elites culturales siguen considerando que el «catastrofismo» es poco más que un sofisticado medio de control social capitalista: así, un filósofo tan avisado como Ignacio Castro Rey, en una entrevista reciente, deja caer que
«…el sistema mismo es apocalíptico. Basta con ver un informe meteorológico cualquiera para comprobar que no podemos vivir sin el espectáculo del Apocalipsis externo: también la Tierra y sus pueblos deben caminar hacia un holocausto, etc. Al mismo tiempo, sin embargo, creo que ‘las masas’ viven hasta cierto punto al margen de ese horror que necesita tener continuamente en mente la elite occidental…»
Querido Ignacio, uno bien puede asentir a la afirmación de lo cotidiano (los otros universos por descubrir)[1] sin necesidad de cerrar por ello los ojos ante realidades biofísicas elementales… Ay, qué falta nos hace ese «catastrofismo ilustrado» que reclamaba Jean-Pierre Dupuy.
[1] En otro paso de la entrevista: “Antes decía que bajo la costra impresionista de la información y la política, muy interesada en que el entorno sea espantoso (su gestión vive de ello), hay siempre otro universo por descubrir. Y a veces en el simple cómo, en las maneras: un empresario no es igual que otro, un político (dentro del mismo partido) no es igual a otro; incluso un mafioso no es necesariamente igual a otro. El arte de los matices, de las distinciones, nos exige adelgazar al máximo nuestra ideología política para agudizar al máximo nuestra sensibilidad moral. Es posible que en lo antropológico tengamos que ser muy cuidadosos, reformistas o incluso conservadores. Es poco, pero el mundo empieza a cambiar por ahí. Salvo para las almas con una Stimmung trágica (o sea, muchos de nosotros) la verdad es que, además de toda esa violencia, hay muchas más cosas en el horizonte. En Europa y América quedan mil formas de vivir, de respirar y de fugarse que nada tienen que ver con el espectáculo de “la escena mundial”. El llamado “infierno de lo igual” no ha penetrado del todo en el tejido de la existencia. ¡Ni siquiera en Alemania, país clonado por definición! Hasta se ha tenido el valor de volver a resucitar al maravilloso Peter Handke. Es sólo un escritor, de acuerdo, pero ellos son las antenas de la especie.”