por qué no ir hasta el final

“Por qué no ir hasta el final”, me preguntaba un compañero zamorano en uno de los animados debates[1] a que dio lugar la IV Universidad de Verano de Izquierda Anticapitalista, a finales de agosto… Bueno, en el plano más teórico diríamos: porque, entre las varias almas del marxismo, nos quedamos con la aristotélica (defensora del mesotés o término medio) frente a la hegeliana (que apuesta por ir dialécticamente hasta el final, extremando las contradicciones, con la peligrosa esperanza de que de ello brote el prístino mundo nuevo libre de explotación y dominación). Esto se vincula, claro, con la defensa de la racionalidad acotada (frente a la racionalidad maximizadora) que llevo tiempo proponiendo, en el marco de una más general racionalidad ecológica.[2]



[1] En ese caso concreto: por qué no ir hasta el final en la defensa de los animales no humanos, adoptando una posición vegana y liberacionista/ abolicionista cuya esencia se formularía en la proposición: ningún animal debería ser propiedad de nadie…

[2] Y aquí, volviendo al debate animalista, diría: estamos de acuerdo en la perspectiva antiespecista y en no comer animales, pero ¿qué diremos en cuanto a los animales de trabajo por ejemplo en una agricultura posfosilista, como la que de algún modo anticipa la Cuba del “período especial”, a mediados de los noventa, cuando se vieron obligados a volver a arar con bueyes?