Siempre que hablamos de calentamiento global hay que repetir: sólo es el síntoma (tremendo, apocalíptico quizá, pero un síntoma) de las dinámicas de fondo: el choque de las sociedades industriales contra los límites biofísicos del planeta Tierra, impulsadas por la ciega rueda de la valorización del valor.
Algunas lecturas para no dormir:
Informe What lies beneath, 2018:
https://docs.wixstatic.com/ugd/148cb0_a0d7c18a1bf64e698a9c8c8f18a42889.pdf
Síntesis de Ferran Puig Vilar en 2015:
FerranPuig-AnuarioCEIPAZ 2016 CAMBIO CLIMÁTICO
Comentario del mismo autor tras el informe del IPCC en octubre de 2018:
Nordhaus y el informe del IPCC: estado de emergencia intelectual y climático (y 2)
Y también de Ferran Puig Vilar, esta explicación sobre el papel de la comunidad científica en la dilución de la realidad:
En fin, y para remachar este inquietante asunto:
https://www.ecologise.in/2018/10/08/the-ipcc-systematically-underestimates-climate-risks/
«Trajectories of the Earth System in the Anthropocene» por Will Steffen y otros, 2018:
http://www.pnas.org/content/early/2018/08/07/1810141115
http://www.lifeworth.com/deepadaptation.pdf
«The end of the oceans» por James Bradley, 2018:
https://www.themonthly.com.au/issue/2018/august/1533045600/james-bradley/end-oceans
https://www.theguardian.com/environment/2018/sep/26/global-warming-climate-change-targets-un-report
«Don’t mention the emergency?», 2018:
Y sobre la respuesta nihilista de las elites que nos gobiernan:
https://nplusonemag.com/online-only/online-only/its-already-here/
Y Nuria del Viso, sobre ilusorias soluciones escapistas:
https://www.fuhem.es/media/cdv/file/biblioteca/Boletin_ECOS/44/DeliriosEspacistasNuria.pdf
Kate Marvel: «Necesitamos valor, no esperanza. El dolor, después de todo, es el precio de estar vivo. Todos estamos destinados a vivir vidas llenas de tristeza, y no valen menos por ello. El valor es la determinación de hacer el bien sin la certeza de un final feliz.»
https://onbeing.org/blog/kate-marvel-we-need-courage-not-hope-to-face-climate-change/
El futuro no está ni mucho menos tan abierto como sugiere R. Solnit, pero ella tiene razón al subrayar que la desesperación es una forma de certidumbre -y el porvenir es incierto.
“El futuro aún no se ha decidido. Es decir, el cambio climático es una realidad presente y futura ineludible, pero la cuestión con el informe del IPCC [de octubre de 2018] es que todavía existe la posibilidad de aprovechar el mejor de los escenarios en lugar de rendirse a lo peor. Natan Sharansky, quien pasó nueve años en un gulag por su trabajo con el disidente soviético Andrei Sarkovsky, recuerda que su mentor dijo: ‘Quieren que creamos que no hay posibilidades de éxito. Pero si hay o no esperanza de cambio no es la cuestión. Si uno quiere ser una persona libre, no defiende los derechos humanos porque eso funcionará, sino porque es lo correcto. Debemos continuar viviendo como personas decentes’. En este momento, vivir como personas decentes significa que cada uno de nosotras y nosotros, en la medida de nuestras posibilidades, adoptamos medidas climáticas serias o intensificamos lo que ya estamos haciendo. (…) Adoptar medidas y actuar es la mejor manera de vivir en condiciones de crisis, tanto para el espíritu y conciencia de cada cual como para la sociedad. Y eso es totalmente compatible con el duelo y el horror (…). No hay garantías, pero al igual que Sajarov y Sharansky probablemente no imaginaron que la Unión Soviética se disolvería a principios de la década de 1990, podemos anticipar que no sabemos exactamente qué sucederá y cómo nuestras acciones ayudarán a dar forma al futuro.”
Y tampoco echamos en saco roto esa suerte de esperanza más allá de la esperanza a la que nos convoca Daniel Christian Wahl:
“Al mismo tiempo que estamos presenciando la extinción y destrucción de nuestros parientes, las especies que nos ayudaron a dar forma a lo que somos -todos nuestros sentidos y sensibilidades en un largo viaje coevolutivo-, reconocemos el profundo valor intrínseco de toda la vida.
Seremos menos nosotros mismos cuando perdamos a estos compañeros en la vida como un proceso planetario; todos tienen un valor intrínseco en cuanto que son expresión única del genio de la vida en el contexto único de sus ecosistemas y biorregiones.
Finalmente estamos creciendo y ocupando nuestro lugar maduro y responsable en la comunidad de vida en la Tierra. Las décadas de caos climático y la descomposición sistémica hacia las que nos dirigimos ahora tendrán una función catalítica en la maduración de nuestra propia especie. Estamos experimentando a nivel de especie umbral de transformación, y para que ese ritual de muerte y renacimiento desarrolle su potencial de cambio tenemos que abrazar la incertidumbre -incluyendo el peligro real y presente de la extinción.”
https://medium.com/age-of-awareness/planetary-health-and-regeneration-e482d9c8c701
Y otro texto final, de Sydney Azari, desde la perspectiva de «manos a la obra»:
https://medium.com/@TSymmetry/ipcc-report-first-thoughts-on-next-steps-21b53d12528f