En la naturaleza, la pregunta básica es «¿quién se come a quién?» (el término técnico para esas pirámides de devoración es cadenas tróficas, ya se sabe). La cultura dominante, anclada en la dominación, implícitamente ha definido al ser humano como «aquel que se come a todos los demás». Pero una cultura alternativa como la que anhelamos, como la que necesitamos, caracterizaría más bien al ser humano como «aquel que puede cuidar de (casi) todos los otros».
