Es el pan de cada día el padecer por parte de nuestro indeseable gobierno y sus envalentonados dueños las agresiones más intolerables, los sarcasmos más obscenos, las más infames perversiones del lenguaje, encaminadas a cortocicuitar el pensamiento, a hacer tabla rasa de principios éticos, de conciencia de derechos, de ideales humanos, sociales, culturales, encaminadas a forzar duda, donde antes no existía, sobre la naturaleza de la dignidad, de nuestra dignidad y nuestra vergüenza, a fuerza de mostrarnos triunfante su propia indignidad y desvergüenza y de arrastrarnos en las pantallas, como muestra criminal, los cadáveres cosificados, humillados de quienes desde la pobreza inducida pretendieron atravesar nuestras fronteras.
Nada nuevo, a no ser las vueltas de tuerca sistemáticas, imparables y sordas a todo tipo de clamor social, ya que el clamor que cada vez les es más querido, por el que se sienten cada vez más reforzados es el de su propia obscenidad, robando también las últimas frases de sus víctimas, las frases de sueños de un mundo más justo por el que aquellas dieron la vida, y lanzándolas como eslóganes comerciales del paraíso que nos preparan.
De que su sueño es nuestra pesadilla no nos puede cabe la menor duda pero, ¿no habrá nunca líneas rojas ante el más elemental pudor, en este caso por parte del actual ministro de cultura, Wert? ¿No habrá nunca el más elemental sentido de la decencia para respetar al menos los iconos históricos, que aúnan cultura y lucha por la dignidad y que marcan un antes y un después en los empoderamientos de la dignidad humana.
“Mc,Donald’s, compañía adherida a la Estrategia de Emprendimiento y Empleo Joven del Ministerio de Empleo y Seguridad Social”. Este es el contenido de los carteles que han comenzado a cubrir las universidades españolas.
Tras el aturdimiento inicial y el saqueo aterriza sobre nuestros sufridos cuerpos otra macabra versión de los fondos buitres, para dilatar indefinidamente, hacia el futuro, nuestra fase de carroña disponible, en esta ocasión con caras sonrientes de colesterol y pringue. El discurso de su orador, que viene a quedarse nuestros campus universitarios, para mejor balance económico de sus empresas de comida basura y de empleo basura, tiene este comienzo, sí, como un tiro en la nuca, de entrada, “Yo tengo un sueño” y a partir de ahí intenta emular la fuerza de la demanda de justicia social, de Luther King y equiparar la legitimidad robada con el tipo de futuro sumiso, confidente y precario que nos propone para la universidad del futuro. ¡Mentira sobre mentira, evidentemente! para que las medias verdades vayan siendo digeridas como los nuevos ideales o más bien mandamientos.
¡Ya que cada vez menos jóvenes van a poder estudiar, gracias a su estafa global, ¡¿cómo ser más adaptables y sumisos, para conseguir, en competencia feroz, sus trabajos, sus becas basura¡? ¿Cómo hipotecarse de por vida desde los primeros pasos en la universidad? ¿Puede haber mejor muestra del tipo de universidad y en consecuencia de sociedad que nos intentan imponer? Esperemos que no, que no lo permitamos.
Para nuestros jóvenes, no tanto desmemoriados sino cada vez más víctimas del ocultamiento, cuando no robo y perversa tergiversación de los sentidos y de los hechos, traemos unas palabras de aquel discurso que cambiaría la historia construyendo un ineludible referente del significado de dignidad:
“Sé que algunos de ustedes han venido hasta aquí debido a grandes pruebas y tribulaciones. Algunos han llegado recién salidos de angostas celdas. Algunos de ustedes han llegado de sitios donde en su búsqueda de la libertad, han sido golpeados por las tormentas de la persecución y derribados por los vientos de la brutalidad policíaca. Ustedes son los veteranos del sufrimiento creativo. Continúen trabajando con la convicción de que el sufrimiento que no es merecido, es emancipador.(…) Sueño que un día, en las rojas colinas de Georgia, los hijos de los antiguos esclavos y los hijos de los antiguos dueños de esclavos, se puedan sentar juntos a la mesa de la hermandad…”
A nadie se le oculta que el concepto de esclavitud ha sido readaptado y que se trabaja a marchas forzadas para que la mano de obra asuma su papel, para mayor enriquecimiento de los negreros fortalecidos. En nuestro país, parte de aquella Europa de Igualdad, legalidad y fraternidad, que también incubó los monstruos del colonialismo (pero eso fueron los amos) se revuelven los ánimos, desconcertados y sobreintoxicados de información basura y horizonte represivo.
La educación es nuestro último reducto, por eso se ensañan contra ella con todas sus armas. ¿Cuáles son las nuestras? Sólo una educación libre y gratuita, en todas sus etapas, puede proporcionar lo que más detestan los enemigos del conocimiento y el bienestar público: un pensamiento crítico e inevitablemente creativo, para poder reconducir la miseria en la que cada vez intentan hundirnos más, transformandonos los horizontes de posibilidad, hasta convertirlos en decorados: donde la felicidad sería tener la justa y limitada educación para un puesto de trabajo inevitablemente esclavo (exclusivamente con esas premisas de sumisión y precariedad se daría el perfil exigido) y el fin de semana del primer mes, si se pudo ahorrar, y si no a crédito, hamburguesa en Mac Donald, con la familia.
¡Que nuestra unión en las calles nos libre del sueño grasiento de “nuestro” ministro! En este momento no puede haber mejor esfuerzo en las universidades y en toda la sociedad, que el de oponernos con todos los recursos a nuestro alcance, a formar parte de una gran hamburguesa que represente los límites de nuestro conocimiento, nuestros derechos y nuestras libertades. Porque parece la imagen grotesca de un mal chiste y no es sino la delirante realidad que quieren imponernos.
¿Qué fue de las asambleas universitarias? ¿Queremos formar parte de un Campus Mac Donald?
Vídeo imprescindible 4:21: http://assembleabbaaupv.wordpress.com/2014/03/03/protesta-contra-el-campus-mc-donalds-en-la-upv/
Vídeo Universidad S.A. 01:5: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=176016
Blog del autor: http://con-formarnos.blogspot.com.es/