recordando a manuel sacristán y a paco fernández buey: su concepción de la filosofía

Fragmento de una respuesta de Paco a un cuestionario que se le presentó en la primavera de 2004:

“Sacristán escribió en 1968 un ensayo muy innovador titulado ‘Sobre el lugar de la filosofía en los estudios superiores’, que era un ataque en toda la regla a la filosofía académica o licenciada, es decir, a la filosofía que se hacía entonces en las Facultades de Filosofía. Mantenía allí que la pretensión de que hay un saber filosófico sustantivo superior a los saberes positivos, en particular a los saberes proporcionados por las ciencias, es inadmisible en el siglo XX. El ensayo era un canto a la seria modestia de la filosofía que va, como dice Dante, ‘pobre y desnuda’ por el mundo. Proponía Sacristán conservar el término ‘filosofía’ como descripción de una actividad que se caracteriza por reflexionar acerca de los fundamentos, los métodos y las perspectivas del saber teórico, del saber pre-teórico, de la práctica y de la poiesis. Desde esa perspectiva auguraba Sacristán la supresión de la Licenciatura en Filosofía y su sustitución por institutos de filosofía que habrían de desarrollarse mediante cursos (no obligatorios), ciclos de conferencias destinados a la población así como a estudiantes de distintas disciplinas, y seminarios y coloquios centrados en la investigación filosófica propiamente dicha o en las investigaciones interdisciplinarias. Se puede decir que, en su parte crítica, este ensayo era una denuncia de la impostura de la especulación filosófica sin base empírica, positiva o práctica. Y, en su parte propositiva, el ensayo pretendía potenciar la reflexión filosófica sobre las ciencias, las artes y el sentido común, adoptando el método científico y pensando sobre sus prácticas (artísticas, políticas, etc.). Gustavo Bueno contestó a este ensayo breve de Sacristán, casi un panfleto, con un largo libro, publicado al año siguiente, en el que hacía la defensa de la filosofía tradicional y licenciada en términos eruditos y más bien escolásticos. Sacristán no replicó.”