Necesitamos un “nuevo Génesis”, pero en un sentido muy distinto a aquel en que lo reclaman los tecnoentusiastas de la ingeniería genética y la biología sintética. Releamos esas palabras fatídicas que la cultura expansionista del capitalismo ha hecho suyas: “Creced y multiplicaos, llenad la tierra y sometedla: dominad sobre los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que se mueven por la tierra”. Es este mandato bíblico el que hay que contrariar: lo que necesitamos no es dominación sino simbiosis, no es expansión sino autocontención, no es guerra contra la vida sino biofilia.