«No debemos olvidar ninguna de las dos lecciones del 24M. La primera es que la convergencia de todas las izquierdas, las derrotadas y las emergentes, es inaplazable e indispensable. Sin ella no habrá un nuevo impulso cuesta arriba. La segunda es que esa convergencia es inútil, y hasta contraproducente, si no converge con la gente, compuesta en su mayor parte de no-activistas cabreados o desencantados, empobrecidos y desesperanzados, cuya tentación oscila entre el PSOE y la abstención. Para esta doble tarea hace falta estar ya allí donde esa convergencia, por primera vez en décadas, es posible y además útil; ese es el sitio donde nos ha puesto Podemos. El debate está abierto y no tengo una respuesta clara ni desde luego una fórmula única, pero no deberíamos extrapolar modelos mecánicos de unos territorios a otros y mucho menos de unas elecciones municipales a unas generales, donde cualquier convergencia de izquierdas necesitará una estructura flexible y una iniciativa de alcance estatal en la que pueda converger también, o sobre todo, la gente normalmente juiciosa y normalmente cansada. Podemos ha hecho toda clase de méritos para jugar ahí un papel protagonista, al menos de momento, y debe jugarlo entre Scila y Caribdis; es decir, entre la disputa del “centro” y el repliegue identitario, un ancho espacio intermedio en el que hay que elaborar discursos y propuestas inasimilables para las fuerzas del régimen y declinables para todos los otros nombres del 15M…»
Fuente: http://www.cuartopoder.es/tribuna/2015/05/30/las-elecciones-del-24m-victoria-simbolica-atolladero-real/7187