«No me opongo al formato digital, que utilizo a diario como profesor y en mi vida personal. A lo que me enfrento es al colonialismo digital, esa ideología que propugna una migración integral y determina que la totalidad de nuestra existencia tiene que transcurrir en el entorno digital. Mi opinión es que debemos ser precavidos y distinguir la transición buena de la mala. Por poner dos ejemplos, la fotografía digital ha supuesto un avance. En cambio, el voto electrónico me parece una idea terrible, que puede dejar la democracia en manos de las mafias. (…) Hace diez años, un ordenador era una máquina inscrita en el espacio doméstico, que llenábamos de software y poco más. Hoy, el ordenador imperante es el smartphone y la tableta, que son objetos conectados de manera permanente y destinados a la venta de contenidos y a la recolección de datos personales, susceptibles de ser vendidos a terceros. Hasta ahora, la recogida de datos se ha limitado a lo que hacen plataformas como Facebook y no ha sido muy grave. Lo que va a suceder ahora lo será bastante más. Por ejemplo, al utilizar una aplicación para mejorar nuestro estado físico, de esas que cuentan los pasos que damos o el latido de nuestro corazón, estamos regalando datos personales sobre nuestra salud. Y ese gesto no es anodino: esos datos quedan almacenados en la nube de un servidor estadounidense, que podrá venderlos a cualquier compañía aseguradora…»
- Texto completo de la entrevista en http://cultura.elpais.com/cultura/2015/03/12/actualidad/1426174345_462631.html