Comentando un buen artículo de George Monbiot (donde él aboga por impuestos casi confiscatorios sobre las grandes fortunas como principal vía de lucha contra el ecocidio: “lo que necesitamos no son impuestos sobre el carbono, sino impuestos sobre la riqueza”),[1] Claire Hartnell expone:[2] “Tengo una forma de describir esas realidades en competencia que usted está analizando. Me propongo escribir sobre ello, pero en esencia, sucede que nos las habemos con varias capas de realidad: 1. Existe una primera capa sensorial en la que experimentamos directamente un efecto de alguna manera emocional. 2. Viene luego la capa racionalista, donde analizamos el efecto utilizando el método científico (por ejemplo, la ciencia del clima) 3. Existe además la capa de creación de sentido donde hacemos que la ciencia sea comprensible (por ejemplo, su propio artículo y en general el mejor periodismo) 4. En cuarto lugar tenemos la capa de narración donde tomamos el sentido y lo empaquetamos en un mensaje emocional simple (especialmente los políticos) 5. Y por último está la capa de fabulación donde condensamos historias emocionales en forma de disparadores emocionales con el objetivo expreso de activar el sistema límbico (lucha, huida, etc.). Lamenta usted, Monbiot, que nos falte la capacidad de romper la tensión superficial y conseguir que el mensaje sea escuchado. Pero esto se debe a que la gente aún no puede sentir el daño. Sienten un poco de ansiedad por el clima y las inundaciones y responden fuertemente ante imágenes con resonancia emocional. Pero todavía no lo están sintiendo de forma visceral. La ciencia del clima nunca podrá narrar la historia emocional que necesitamos. Aquí es donde Greta Thunberg ha tenido un efecto impresionante –como predicadora (se me olvidó mencionar a los predicadores que se sitúan entre los fabulistas y los narradores predicando sobre un solo tema: piense en Martin Luther King). Thunberg ha logrado que la historia resuene, pero necesitamos más. Necesitamos a políticos narradores [storytelling politicians] con capacidad de tejer la esperanza a partir de la desesperación. Incluyo a Reagan, Blair, Churchill y Clinton en esta categoría. Lamentablemente, los políticos de nuestra cosecha actual son fabulistas, apretando nuestros botones para estimular el miedo, la ira y la división. Son nacionalistas en vez de internacionalistas, y ven el poder como un juego de suma cero en lugar de un esfuerzo hacia el bien común. La ciencia del clima es buena, los periodistas ayudan, Thunberg ha sido genial, pero ahora necesitamos encontrar narradores políticos que se hagan cargo de la ciencia y la reempaqueten de una manera que rompa la tensión superficial y consiga aterrizar. (…) A mí se me abrieron los ojos leyendo (mucho) a Daniel Kahneman. ¡Ahora entiendo cómo nuestros cerebros registran el significado, y por cierto no todo el mundo de igual manera!”
[1] George Monbiot, “Capitalism is killing the planet – it’s time to stop buying into our own destruction”, The Guardian, 30 de octubre de 2021; https://www.theguardian.com/environment/2021/oct/30/capitalism-is-killing-the-planet-its-time-to-stop-buying-into-our-own-destruction
Monbiot explica la “tensión superficial” así: “Hay algunas especies de insectos tricópteros cuya supervivencia depende de romper la película superficial del agua en un río. La hembra lo atraviesa, lo que no es poca cosa para una criatura tan pequeña y delicada, y luego nada a través de la columna de agua para poner sus huevos en el lecho del río. Si no logra perforar la superficie, no puede cerrar el círculo de la vida y su progenie muere con ella. Ésta es también la historia humana. Si no logramos perforar la superficie vidriosa de la distracción y comprometernos con lo que hay debajo, no aseguraremos la supervivencia de nuestros hijos o, quizás, de nuestra especie. Pero parece que no podemos o no estamos dispuestos a romper la película superficial. Pienso en este extraño estado como nuestra ‘tensión superficial’. Es la tensión entre lo que sabemos sobre la crisis con la que nos enfrentamos y la frivolidad con la que nos distanciamos de ella”.
Por último, Wikipedia nos informa sobre los tricópteros o frigáneas “un orden de insectos endopterigotos, emparentados con los lepidópteros, cuyas larvas y pupas son acuáticas, y viven dentro de pequeños estuches en forma de tubo que ellas mismas fabrican a base de seda a la que adhieren granos de arena, restos vegetales, etc.”
[2] https://twitter.com/ClaireJHartnell/status/1454367178044678157