Pero qué hermosa historia… “La cosa empezó por una chica en el laboratorio que no tenía caries y cuyo novio dejó de tenerlas. Entonces se me encendió la bombilla”, cuenta Alejandro Mira, microbiólogo del CSISP. Resulta que entre una y dos de cada diez personas no padecen caries, mientras que el resto sí. La pista del novio bien besado llevó a descubrir que ciertas bacterias de la microbiota oral eliminan a las otras (fermentadoras del azúcar) que producen las caries. ¡La muchacha de muelas sanas transmitía a su pareja las bacterias protectoras!
Se abren interesantes perspectivas para la política sanitaria preventiva… Identificando a las personas portadoras de bacterias protectoras, y estimulando adecuadamente su amor al prójimo, ¡qué programas de besos profundos se pondrían en marcha desde una Secretaría de Estado de Erotismo Odontológico, en la sociedad ecosocialista a la que aspiramos!