No se trata de una cura de caballo. Es un asesinato.
Y ellos son sicarios. Estamos gobernados por una pandilla de sicarios. Que vistan traje y corbata, que se invistan con la solemnidad de las ceremonias estatales, que el monarca del Reino de España se siente junto a ellos en el consejo de ministros no cambia nada en cuanto a su condición.
Si no aprendemos a verlos como lo que de verdad son, estamos perdidos.