Aquí sus intervenciones: https://twitter.com/lacaiguda/status/1257386715142074368
https://twitter.com/E_Santiago_Muin/status/1257561815912976384
Cuando nos percatamos de que ya no hay tiempo, y no obstante no renunciamos a intentar actuar para evitar lo peor de lo peor, ¿qué hacer? Dos grandes opciones:
(a) Hacer como si hubiese tiempo, razonando a partir de la incertidumbre: no tenemos bola de cristal, puede haber más margen de acción del que percibimos, etc. (En mi opinión, por aquí se llega rápidamente a la ilusión de solución).
(b) Actuar fuera del tiempo, lo que en la práctica quiere decir: dejar de pensar (al menos parcialmente) en términos de eficacia y hacer lo que se debe porque debemos hacerlo, no porque confiemos en que se logrará el éxito.
Esto último es acción moral (ésa que los pragmáticos suelen menospreciar, no pocas veces con retintín despectivo, y añadiendo a continuación alguna severa advertencia contra el moralismo) no sólo en el sentido de una ética (no demasiado) consecuencialista, sino también en el sentido amplio de mos, mores: por ejemplo, en una cultura que valora el coraje guerrero (como la del apache Gerónimo), pelear con valor es nada más que lo que toca hacer, lo que tu comunidad espera de ti como la persona decente (no el héroe) que eres. En una cultura que valora el cuidado de los cuerpos vulnerables, mutatis mutandis…
Actuar «fuera del tiempo» tiene además, allende la dimensión moral, una enorme ventaja: permite conectar directamente con las eco-espiritualidades, así tengan base religiosa confesional u otras más laicas. Y esto es importantísimo en un tiempo tan sombrío, tan inductor de desesperanza, como el que vamos a vivir. No me cansaré de recomendar Esperanza activa, el libro de la teórica de sistemas y practicante budista Joanna Macy (junto con Chris Johnstone).