Desde Madrid me llega el acta de la reunión que las y los compañeros de la Comisión de Educación Ecológica y Participación de Ecologistas en Acción consagraron a debatir sobre un paradigma unificador a la hora de medir el valor, o más bien los valores. (Abajo copio esa parte del acta.) Diría que probablemente no sea una buena idea buscar una unidad de medida a la que todo sea reducible, o un índice sintético de todo lo que pudiera ser una vida buena en un planeta habitable; pero sí que hay iniciativas interesantes para ir más allá de la contabilidad en dinero. Y ciertamente necesitamos ir más allá de la contabilidad en dinero. Presento brevemente una de esas iniciativas (y recomiendo repasar también la propuesta del Índice de Planeta Feliz/ Happy Planet Index).
Desde el Ecuador de la Revolución Ciudadana y el Buen Vivir (Sumak Kawsay en quechua/ kichwa) se ha hecho una importante propuesta de contabilidad macroeconómica en función del tiempo, en vez del dinero, que René Ramírez ha plasmado como “socioecología política del tiempo”. Pues “quizá el termómetro más adecuado para medir el Buen Vivir de una sociedad sea el que nos permite conocer cuánto tiempo vive saludablemente su población haciendo lo que desea hacer; o cuánto tiempo del día se dedica para producir sociabilización (estar con amigos y amigas, familiares, comunidad política), para contemplar arte, producirlo y deleitarse con él, para autoconocerse, para dar y recibir amor” [1]. Ramírez defiende que, una vez satisfechas las necesidades básicas con justicia y de forma sustentable, el objetivo del Buen Vivir consisten en (a) la unificación de tiempo de trabajo y tiempo de vida (aboliendo en lo posible el trabajo alienado), (b) la generación de bienes relacionales y (c ) el incremento de la posibilidad de contemplación (en sentido aristotélico) para todos y todas[2]. Esto lleva al autor a elaborar un índice sintético que a mi juicio debería encontrar una amplia audiencia y tener un largo recorrido: el IVSBV, Índice de Vida Saludable y Bien Vivida[3].
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¿QUÉ SON LOS BIENES RELACIONALES?
“Los bienes relacionales son en primer lugar bienes inmateriales. Como señala acertadamente Martha Nussbaum, amistad, amor y participación civil o política son los tres bienes relacionales básicos en la ética aristotélica. A esta perspectiva explícitamente aristotélica habría que sumar la relación bioética, que se refiere a la relación que tiene el ser humano con la naturaleza. Además, hay que considerar que la relación no puede florecer si uno no tiene capacidad de contemplar su entorno, reflexionar sobre el otro y conocerse a sí mismo; claro está, luego de solventar los problemas materiales. En otras palabras, la participación en la vida civil o política, el tener amigos y amigas, el amar y el ser amados y el vivir en armonía con la naturaleza respetando sus derechos, el tener tiempo para el ocio liberador y la no separación de los componentes mencionados con el mundo del trabajo son la esencia misma de una buena vida.
A diferencia de los bienes públicos o privados, los bienes relacionales sólo pueden disfrutarse por un mutuo acuerdo y respeto; y, puesto que dependen de la interacción con otro ser humano, son apreciados únicamente en la medida en que generan una reciprocidad compartida. De la misma forma, podemos señalar que son bienes co-producidos y co-consumidos, al mismo tiempo, por los sujetos involucrados en la relación.
(…) Los bienes relacionales son aquellos bienes que solo puedo ‘poseer’ en un acuerdo con otro; aquellos bienes que tienen componentes afectivos y comunicativos; aquellos bienes que no tienen un precio de mercado sino que son valorados porque responden a una necesidad subjetiva de interacción, aquellos bienes que son co-consumidos y co-producidos al mismo tiempo por los sujetos involucrados; aquellos bienes que sólo pueden ser disfrutados en la medida que involucren potencial de reciprocidad; aquellos bienes en que la relación, por sí misma, constituye un bien. La producción de bienes relacionales no puede florecer si existen altos niveles de desigualdad social, dado que en sociedades desiguales la posibilidad de mutuo reconocimiento se desvanece.”
René Ramírez Gallegos, La vida (buena) como riqueza de los pueblos. Hacia una socioecología política del tiempo, IAEN, Quito 2012, p. 27-28 y 37.
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Y aquí va el acta de la reunión madrileña, como decía.
Comisión de Educación Ecológica y Participación
Resumen de la reunión del lunes 27 de mayo de 2013
Tema: Paradigma unificador
– Hoy en día, la unidad de valor es el dinero. ¿Podemos pensar en alternativas?
– Se trata de un ejercicio de exploración.
– Idea original de Naredo en sus estudios de la economía ecológica.
- Buscar una medida fiable de la biosfera.
- El dinero no puede ser la unidad de valor. Propone como medida la energía de enlace del carbono.
– Otra fuente: economía de los cuidados:
- Cuidados de la vida humana
- Horas de dedicación
– Tradición marxista
- Fuerza de trabajo
- Producción de plusvalías
– ¿Se nos ocurre algo integrador? ¿Hay algo a lo que todo sea reducible?
– Ese algo tiene que ver con:
- Cuidado de la vida humana
- En relación a la vida de los ecosistemas
- Dimensión de justicia (lo comunitario)
– Podemos, por ejemplo, pensar a 7 generaciones vista.
– Confucianismo: reunir a 4 generaciones previas y 4 posteriores para tomar decisiones
– Concepto de equilibrio
– Asunto central: equidad o justicia
– En equilibrio puede haber diferencias sociales.
– Dificultad para definir ese equilibrio en comunidad.
– Fácil de entender en ecosistemas o individuos, pero difícil de definir en sociedades.
– Igualdad no es lo mismo que justicia.
– Biocapacidad: compatible con el esclavismo.
– A la hora de pensar en un paradigma unificador, podemos pensar en los orígenes del dinero: en algún momento a alguien se le ocurre pensar en términos abstractos de una forma que nadie había pensado antes. Algo así buscamos.
– Justicia social / ambiental
– Buen vivir
– Revisar valores de Bután
– A la hora de pensar en un nuevo paradigma, uno de los mayores obstáculos es pensarlo desde nuestros valores y creencias. Hace falta un salto creativo.
– Criterio que permita medir lo bueno y lo malo de algo
– Idea de tiempo para la vida
– Concepto de vida digna
– El criterio de los enlaces de carbono puede contabilizar como bueno cosas que no lo son: plásticos, compuestos orgánicos de síntesis.
– Pachamama: conceptos que tienen un valor distinto en culturas distintas. Nuestra cultura no entiende la vida sin nosotros.
– Concepto de biodependencia: perdido con la tecnología (mucha gente ni siquiera tiene un pueblo de referencia)
– Interdependencia
– Concepto de justicia carbónica
– Biolentitud
– Debe ser comunicable: justicia ambiental, justicia ecológica
– Pelouro: niña de 11 años que explica que la física tiene dos paradigmas: el cuántico y el relativista.
– Medida de
- Lo próximo: cuidados. Aquí estaría el feminismo
- Lo grande: macro. Aquí estaría el ecologismo
– Sociedad deseable: que una niña que pudiese llegar a ser Mozart, llegase a serlo
– No hace falta ponerle apellidos a la justicia
– Si acabas con la biosfera, injusto para los seres humanos.
– Importante unir la idea de justicia con la idea de tiempo
– Importante la idea de permanencia, el eje de tiempo. Podría imaginarse una justicia sin futuro en la que se repartiese todo hoy, pero sin pensar en el mañana
– Justicia transgeneracional (no incluye la intrageneracional)
– Marinaleda: justicia sin ecología
– Este ejercicio sirve para saber cuál es nuestro fin último
– Justicia: decir más con menos
– ¿Vale de algo el concepto de “integración”?
– Concepto de justicia: no es un concepto compartido. Significa cosas distintas para personas distintas.
– Gaia se va a recuperar de nosotros.
– Concepto de orgón. Podemos pensar algo parecido? Justicia + poco = justición
[1] René Ramírez Gallegos, La vida (buena) como riqueza de los pueblos. Hacia una socioecología política del tiempo, IAEN, Quito 2012, p. 17.