La frase hecha “tiene la cabeza bien amueblada” siempre me ha parecido un poco inquietante. Quizá porque las almas mejor dispuestas se me antojan aquellas que se las arreglan con muebles encontrados en la calle, recuperados, restaurados y provistos de nueva vida. Una buena combinación de azar y reciclaje me parece la mejor de las soluciones posibles en este ámbito.