sólo una quinta, o incluso una décima parte…

Bastaría con que las clases populares de este país pusieran en la política democrática una quinta parte del conocimiento experto y la energía emocional que consagran al fútbol, quizá incluso una décima parte: bastaría con eso para que el empeño revolucionario por construir una sociedad justa y sustentable llegase a buen puerto… ¿De veras hay que remitir tan modesta aspiración al País de Nunca Jamás?