sueños igualitarios

Vuelvo una y otra vez al estudio sobre las desigualdades salariales de aquellos dos investigadores de la Harvard Business School y de la Universidad de Chulalongkorn, publicado en 2014… Ça fait rêver.

En Estados Unidos, según estos analistas, la brecha salarial real entre lo que cobra el directivo mejor pagado de una empresa (12.259.894 dólares) y el trabajador medio (34.645 dólares) sería de de 354 a uno. Pero cuando se pregunta a la población estadounidense cuál cree que es esa diferencia responde que 30, y cuando se le pide que diga cuál debería ser a su juicio la brecha ideal dice que de 6’7 a uno, es decir 53 veces más baja que la que existe en realidad. ¡6’7 a uno sería una sociedad extremadamente igualitaria!

España es el cuarto país, de los cuarenta estudiados, con mayor brecha salarial en el interior de la empresa, 127 a uno. Pero la población española cree que es mucho menor (8,5 a uno) y considera que lo ideal sería que fuese de tres a uno, esto es, 42,3 veces más baja que la real. Tres a uno ¡es una sociedad utópicamente igualitaria![1]

Comenta el profesor Juan Torres: “Dos cosas están claras entonces. La primera, que en España la gente no tiene ni idea de lo que ganan los que perciben las retribuciones más elevadas. La segunda, que si lo supieran los españoles serían partidarios de que se recorten por arriba esos ingresos porque los consideran desproporcionados.”[2]

Viviendo en un mundo de desigualdades atroces, nos engañamos pensando que éstas son en realidad mucho menores. Y soñamos con un mundo de igualdad…



[1] De Jan Tinbergen –1903-1994, premio Nobel de economía en 1969— vale la pena recordar, en estos tiempos nuestros de tribulación, su famosa “regla de Tinbergen”: si la diferencia entre los salarios más bajos y los más altos en una empresa excede la razón 1:5, ello resultará perjudicial para la misma, a la larga. En las cooperativas de Mondragón la ratio fue durante muchos años 1:3; después se aumentó a 1:6, para mantener a sus mejores trabajadores/as ante la tentación de las empresas capitalistas (véase AAVV, Derecho a decidir. Propuestas para el socialismo del siglo XXI, Centro Internacional Miranda, Caracas 2007, p. 206). Tiene interés constatar que Platón, en Las leyes, proponía también la relación 1:5 como límite de las desigualdades tolerables en una ciudad bien ordenada: como recuerda Aristóteles, su maestro “pensó que se debía permitir el aumento de la propiedad hasta cierto límite, pero que ningún ciudadano debía tener derecho a adquirir más del quíntuplo del mínimo fijado” (Política, 1266b; en la edición del Centro de Estudios Constitucionales, Madrid 1983, p. 43).

[2] Juan Torres, “Los sueldos que hay que recortar”, El País/ Andalucía, 19 de octubre de 2014. Puede consultarse en http://ccaa.elpais.com/ccaa/2014/10/19/andalucia/1413720644_937435.html