Con franqueza, señor ministro, tres años de formación universitaria parecen demasiado, un desperdicio… Yo no lo llevaría más allá de año y medio. Y en la solemne ceremonia de graduación (con toda la desenfadada pompa y los agudos discursos que copiamos de los campus yanquis), nuestros jóvenes egresados/as serían dotados con un tatuaje en la mejilla derecha donde se leería: «soy empleable y sumiso» (o sumisa). La otra mejilla quedaría libre para recibir las bofetadas.[1]
[1] En el Consejo de Ministros del gobierno del PP celebrado el 30 de enero de 2015, el señor Wert hizo aprobar su reforma universitaria que introducía las carreras de tres años. Véase http://politica.elpais.com/politica/2015/01/30/actualidad/1422652275_157736.html