‘surfistas’ que tratan de orientarse ante las crisis ecosociales

ecologista 116, p. 60-61-humanidades-ecologicas -verano de 2023

publicado en ecologista 116, verano de 2023, p. 60 y 61

 

‘Surfistas’ que tratan de orientarse ante las crisis ecosociales

 El I Congreso Internacional de Humanidades Ecológicas: pensamiento, arte y educación reflexiona ante las crisis y las transiciones ecosociales

                 Carmen Madorrán, Jorge Riechmann. Profesores de Filosofía de la Universidad Autónoma de Madrid

 

Sergio, uno de los trabajadores de la cafetería de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) (“la de Juanjo”), nos decía: “En treinta años que llevo trabajando aquí, no había visto un congreso como éste”. Se estaba refiriendo al nivel de participación (más de trescientos ponentes y participantes) y la realidad del entusiasmo que se vivió en esos tres días de mayo de 2023 en Cantoblanco (campus de la UAM a unos diez kilómetros de la ciudad de Madrid). Y Adrián, profesor amigo y coorganizador de las actividades, escribía en un correo electrónico: “Ha sido todo un gusto lo de estos días, como una especie de materialización del trabajo de algunos años. Me he quedado con mucha energía y un fabuloso buen sabor de boca…”

María, una participante, ha visto el congreso como “un gesto de renovación y repolitización de la academia, donde lo político significa la lucha y la defensa de la ecología y de la justicia social. No tenemos tiempo que perder, estamos ante una urgencia que requiere actuar ya…” Jose, otro profesor amigo (y codirector del máster en Humanidades Ecológicas, MHESTE), valoraba así lo sucedido: “Tenemos un importante compromiso de continuidad; ya lo teníamos, pero la experiencia del congreso, el interés y la ilusión que se palpaba, todavía nos animan más a ello. También hemos podido comprobar que disponemos de un excelente relevo generacional, y un hermoso caleidoscopio de edades, países y pueblos interesados por todo esto. Nuestra pequeña burbuja ecosocial y de humanidades biosféricas está un poco más llena y vibrante…”.

En los tres días del congreso hubo tiempo para muchos debates y encuentros, y también para la lectura de poemas en una sesión titulada “Glifos en tiempos tóxicos, grafías de campos drogados” (inserta dentro del festival internacional de poesía LATONALE). Manifestamos nuestro más sincero agradecimiento a las más de trescientas personas participantes, organizadoras, ponentes y visitantes.

Mas justo a continuación de nuestro congreso nos golpeó el resultado de las elecciones del 28 de mayo. Jose de nuevo: “Pero lo dicho, burbuja. Escribo esto tras la amarga experiencia de las elecciones municipales y bastantes autonómicas, que nos sitúan con claridad ante el escenario que se nos viene encima. Huelga describir el desastre de estos comicios, al menos de momento; yo me tomo unos tres días de luto o así”.

 

Sendas de ecocidio más genocidio

 Entre el luto por el curso del mundo (que, más allá de unos resultados electorales adversos en este rinconcito del planeta Tierra, no se despega de sendas de ecocidio más genocidio) y la resolución de no tirar la toalla, de seguir peleando para que no se cierren del todo las perspectivas de una humanidad libre y justa en una Tierra habitable, queremos compartir la declaración que fue aprobada (por aclamación) al final de este congreso.

Como recordaba Yayo Herrero en la conferencia plenaria inaugural, para surfear tres cosas son básicas (ella se las escuchó a un instructor que enseñaba en una playa cántabra): primero, conocer muy bien el mar y las olas del mar. Segundo, mantener la dirección. Tercero, saber –con el cuerpo– que la tabla es tu territorio, sobre el que hay que pisar bien, con ambos pies. Vamos a tratar de surfear con destreza este tiempo difícil de colapsos y transiciones ecosociales.

El I Congreso Internacional de Humanidades Ecológicas: pensamiento, arte y educación ante las crisis y para las transiciones ecosociales. Se celebró los días 22, 23 y 24 de mayo de 2023 en la Facultada de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Madrid.

Su Declaración final señala: Terminamos tres intensos días de trabajo, en este I Congreso Internacional de Humanidades Ecológicas, con sensación de gratitud por haber podido compartir una gran riqueza de reflexiones, perspectivas teóricas y experiencias prácticas que más de trescientas personas participantes hemos puesto en común.

Como señalábamos en el texto de convocatoria del Congreso, desde hace años se ha ido consolidando un espacio de reflexión colectiva (y un área académica) bajo el rótulo de Humanidades Ambientales (Environmental Humanities en inglés). ¿A qué introducir entonces este nuevo rótulo de “Humanidades Ecológicas?” ¿Sólo se estaría buscando especialización, en esa suerte de nuevos cercamientos (enclosures en campos de conocimiento) que impulsa el capitalismo académico?

En nuestra opinión, no es el caso. Creemos que la gravedad de la crisis ecológico-social es tan grande, y la insuficiencia de las respuestas que vienen proporcionando las sociedades industriales resulta tan manifiesta, que hace falta ir más allá de las propuestas formuladas desde las Humanidades Ambientales –aunque los pasos que se han dado por ese camino nos parecen valiosos–.

No puede servirnos como marco general el desarrollo sostenible, ahora concretado en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas; hay que marcar distancias decididamente con el antropocentrismo y las propuestas de “capitalismo verde”; el paradigma del crecimiento económico ha de ser superado; la sedicente transición “verde y digital” que ahora impulsan tantas instituciones en los países centrales de nuestro sistema-mundo nos parece engañosa. Creemos conveniente acotar, dentro del área de las Humanidades Ambientales o quizá más allá, un ámbito más específico de Humanidades Ecológicas donde la práctica de la inter- y transdisciplinariedad se asiente sobre una base sólida de realismo termodinámico, geológico y ecológico (realismo que en la cultura dominante brilla por su ausencia).

 

“Planeta simbiótico”

 Ya que vivimos en un “planeta simbiótico” (Lynn Margulis), una perspectiva de simbiosis entre naturaleza y cultura, reintegrando los sistemas humanos en los sistemas naturales, ha de desbrozar senderos para un nuevo humanismo no antropocéntrico, sino más bien “gaiacéntrico” (concediendo a la teoría Gaia el papel fundamental que le corresponde en una cultura amiga de la Tierra). Partiendo de la asunción de los límites biosféricos y los condicionamientos entrópicos, se trata de buscar los procesos y el lugar para una civilización en reequilibrio ecosistémico. Nos hace falta “volver a ser terrestres” (Bruno Latour).

Somos bien conscientes de las enormes dificultades a las que hacemos frente, y nos tomamos en serio la situación de emergencia ecológico-social (no sólo emergencia climática) y las perspectivas de colapso civilizatorio. Pero no podemos tirar la toalla: aunque la posibilidad de un decrecimiento igualitario, consciente y rápido resulta remota (habida cuenta de las relaciones de fuerza y las inercias sistémicas hoy existentes), creemos que sólo esa vía permitiría esquivar lo peor del curso catastrófico de los acontecimientos que hoy se ven venir.

Creemos que nuestras universidades y centros de investigación pueden hacer grandes aportaciones a la transformación ecosocial que necesitamos, pero para ello deben transformarse a fondo a sí mismas. Un primer paso, pero muy importante, es asumir la reivindicación que diversos colectivos de estudiantes, profesores y profesoras y activistas llevan planteando varios años ⸻y que ha dado lugar a ocupaciones de espacios académicos en la Universidad de Granada, la Universidad de Barcelona y otras⸻: una asignatura obligatoria sobre crisis ecosocial en el primer curso de todos los grados que pueden cursarse en nuestras universidades.

Hoy cunde una posición que cabría formular así: “todo está fatal y nos estamos cargando el planeta; que actúen otros”. Hemos de pasar de eso al “esto me atañe; voy a hacerme cargo”. Nos declaramos contra el negacionismo (de los hechos biofísicos básicos que delimitan nuestras opciones), contra la indiferencia (hacia las responsabilidades) y contra la resignación (a los hechos consumados de quienes destruyen el mundo). Y nos convocamos para organizar un Segundo Congreso Internacional de Humanidades Ecológicas en el plazo de dos años. Por esa vía y muchas otras, vamos a seguir buscando caminos concretos para un humanismo biosférico que contribuya a asentar las bases de una civilización regenerativa y verdaderamente sustentable.