Si los capitalistas, históricamente, siempre han mostrado una elevada propensión a “dejar facturas sin pagar” (vale decir: han apreciado en alto grado la libertad para escapar de las consecuencias de sus acciones), en la era de la globalización encuentran nuevas facilidades para ello. Al calcular la efectividad de la inversión, ya no es necesario tomar tanto en cuenta el coste de afrontar las consecuencias.
La movilidad adquirida por los inversores y el capital financiero significa que el poder económico se desconecta, en altísimo grado, de las obligaciones: obligaciones con respecto a los empleados y desempleados, las comunidades locales, los seres más jóvenes y vulnerables, las generaciones venideras, y en general las condiciones de autorreproducción de la sociedad y la vida.
La nueva libertad irresponsable del capital evoca la de los terratenientes absentistas de antaño, ha sugerido Zygmunt Bauman en La globalización: consecuencias humanas.[1] En nuestra época, que Bauman ha caracterizado como modernidad líquida[2], “toma el dinero y corre” se convierte en la forma predilecta de comportamiento de empresas transnacionales crecientemente desterritorializadas; y puede argüirse que la exención de responsabilidades pasa a ser considerada una de las principales estrategias en la lucha por el poder.[3]
GLOBALIZACIÓN EN EL MUNDO DE LOS NEGOCIOS:
TOMA EL DINERO Y CORRE. EL CASO DE AZNALCÓLLAR
- El clásico “socializar las pérdidas, privatizar los beneficios” del capitalismo se convierte en “localizar las pérdidas, deslocalizar los beneficios”.
- Se trata de uno de los desastres ecológicos más importantes de Europa, en el valle del río Guadiamar (entorno del Parque de Doñana).
- El 25 de abril de 1998 la balsa minera de Alznalcóllar reventó, liberando más de seis millones de m3 de aguas ácidas y lodos tóxicos.
- La lengua contaminante afectó a4.634 hectáreasy se extendió a lo largo de62 km., desde la mina hasta los límites del Parque Nacional de Doñana.
- Se exculpó a la multinacional Boliden –con un lamentable historial anterior en Suecia y Chile– para proteger los 520 puestos de trabajo en la mina de piritas (pero la catástrofe hizo perder al menos dos mil empleos en agricultura, pesca y turismo).
- La transnacional sueco-canadiense había recibido antes del accidente una subvención gubernamental de más de 36 millones de euros.
- La limpieza de los lodos tóxicos –sin lograr devolver los ecosistemas y agrosistemas a los estados anteriores– costó más de 240 millones de euros, de los que la empresa sólo pagó 12.
- En los análisis del 2001 y 2002 se evidenció la persistencia de la contaminación en los ecosistemas afectados.
- En 2001 la empresa Boliden Apirsa (filial española de la transnacional) declaró suspensión de pagos, la mina se cerró definitivamente, y los trabajadores quedaron en la calle. La deuda acumulada era de más de 102 millones de euros; los activos de la empresa están valorados en poco más de 52 millones.
- En agosto de 2002, el Gobierno impuso a Boliden una sanción de 45 millones de euros –la mayor de la historia española por daños ambientales–, destinada en su mayoría a restituir una parte de los costes de limpieza.
- Asimismo,la Juntade Andalucía reclamó a Boliden 89’9 millones de euros (por los gastos en limpieza de suelos, descontaminación, regeneración de la cubierta vegetal, etc.) La multinacional afirmó que no asumiría ninguna responsabilidad económica, por no considerarse culpable del desastre ecológico (lo achacó a la empresa constructora de la balsa para lodos tóxicos, el Grupo Dragados a través de filiales suyas).
- En 2004, seis años después del desastre, la situación procesal era la siguiente: se cerró en 2003 la vía judicial, tanto en la jurisdicción penal como en la civil, yla Juntade Andalucía (a finales de 2003) abrió un procedimiento administrativo para intentar el cobro de los 89’9 millones.
- En 2007, el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) anuló el acuerdo del Consejo de Gobierno de la Junta por el que se reclamaba a Boliden el pago de esos costes de 89’9 millones de euros. Continuó el peregrinaje judicial con un recurso en Madrid ante el Tribunal Supremo.
- En una resolución del 10 de noviembre de 2011, la sala de lo contencioso-administrativo del Tribunal Supremo confirmó el fallo de 2007 del TSJA, de manera que la multinacional minera Boliden se libra de pagar por los catastróficos vertidos.
[1] No cabe ignorar que con la creciente extraterritorialidad del capital, está en juego nada menos que el futuro de la democracia. En efecto, es la capacidad de tomar decisiones colectivas vinculantes y llevarlas a cabo lo que queda en tela de juicio.
[2] Zygmunt Bauman, Modernidad líquida, FCE, México 2003; el original inglés es de 2000.
[3] Zygmunt Bauman, La ambivalencia de la modernidad y otras conversaciones, Paidos, Barcelona 2002, p. 127.