Óscar García Jurado relee La estabilidad del latifundismo de Joan Martinez Alier (Ediciones Ruedo Ibérico, 1968) fijándose en los tres grandes valores de los jornaleros andaluces que el economista catalán había identificado en su investigación en la Campiña de Córdoba. Se trata en primer lugar del cumplir: frente al parasitismo social del señorito andaluz, la dignidad del buen trabajo de quien cumple por respeto a sí mismo y a los demás. En segundo lugar, la unión que hace la fuerza posible de los estructuralmente desposeídos, condenados a alquilar su fuerza de trabajo bajo condiciones que los dominadores controlan. Y en tercer lugar el reparto como sistema legítimo de devolución de la tierra a aquéllos con los que realmente ésta mantiene un vínculo (“la tierra para el que la trabaja”). García Jurado sostiene,[1] con razón, que son valores vigentes y generalizables, también en contextos modernos y urbanos: tenemos que dar pasos desde el sistema de acumulación a un sistema de reparto (de riqueza, poder, tiempo y propiedad). Así, se trata de pasar de la competitividad al cumplir (ser competente); del individualismo a la unión (cooperación); y de la acumulación al reparto (distribución justa). No hace falta buscar principios de Buen Vivir tan lejos como en las cumbres andinas, cabe mirar hacia la campiña andaluza…
[1] Ponencia “Los principios cooperativistas como herramientas de transformación económica” en el III Seminario UCA Social: Economía Social y Solidaria “Alternativas que rompen paradigmas”, Universidad de Cádiz, 2 y 3 de julio de 2015.