(Tres cuartas partes.) Tres cuartas partes de la vida social, en casi todas partes, son jerarquía y mentira… Las relaciones de poder como dominación, y la “mentira social” (Kenneth Rexroth), campan por sus respetos. Las revoluciones constituyen intentos por reducir un poco ese porcentaje tremendo.
(Poiesis y paideía.) Los poemas no cambien el mundo, pensaba Paul Celan, pero transforman nuestro estar en el mundo.[1] Esto recuerda la fórmula de Paulo Freire: la educación no cambia el mundo, pero puede cambiar a las personas que pueden transformar el mundo. Y mi analogía: la poesía no cambia el mundo, pero puede ayudar a cambiar a las personas que pueden transformar el mundo.
(¿Es rentable la rentabilidad?) Es decir, aplicar el criterio del beneficio mercantil a todo lo divino y lo humano, para que siga girando la rueda de la valorización del valor, a costa de arrasar la naturaleza y la sociedad, ¿puede considerarse una conducta racional?
(¡Exagerado!) Exagerar: ésa es una de las principales servidumbres del Homo compensator. Cuando uno no tiene que compensar tanto (por lo que no hizo, por lo que hizo mal), tampoco necesita compensar.
(Alabanza de aldea y menosprecio de corte.) En un pueblecito uno experimenta directamente la finitud y contingencia humanas; en la gran ciudad eso se pierde de vista, y resulta fácil refugiarse en fantasías de prometeico voluntarismo… Se trata de una forma de autoengaño que nunca deberíamos perder de vista.
[1] Paul Celan, “Microlitos”, selección y traducción de José Luis Gómez Toré, Revista de Occidente 392, enero de 2014, p. 141.