un compañero de la asamblea UAM-CSIC pone por escrito reflexiones sobre actividad y activismo

Compañeros y compañeras,

parto a tierras extranjeras y quisiera compartir con todas vosotras algunas consideraciones que me surgen después de estar muchos años participando en la escena política madrileña y en particular después del trabajo realizado a lo largo del último año en la UAM. No milito en ninguna asociación, partido o sindicato y lo que escribo lo hago como ser humano libre e independiente que participa en la lucha social. Espero poder aportar algo. En el fondo son todo reflexiones que han surgido de errores o fallos que he vivido personalmente, y solo pretendo ayudar a que estos errores no se vuelvan a producir. En fin, tenéis un año cargado de acción. Os deseo a todas mucho ánimo, os va a tocar trabajar a fondo… pues este curso puede resultar verdaderamente crucial para el futuro de la educación pública en este país. Confío en todas vosotras. Sí se puede.

Un abrazo,

Dani

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Acciones:

Aunque pueda resultar redundante a estas alturas, es necesario insistir en la importancia que tiene la preparación previa de cualquier acción. Por ejemplo, antes de cortar la M607 la próxima vez, sería muy deseable haber decidido de antemano la exacta duración del corte, haber repartido funciones entre las personas que participen (vigilar desde el puente, repartir panfletos, sacar fotos, etc…), haber determinado un punto de encuentro posterior por si hiciese falta, etc. En general estas cosas no las tiene por qué decidir todo el mundo, y de hecho en muchas acciones puede ser una comisión particular la que se responsabilice de su preparación y coordinación. Si que es imprescindible sin embargo que todas las personas tengan claro quien está al cargo de la coordinación en cada caso, para que siempre haya una referencia en caso de duda (por seguir con el ejemplo de antes, que haya una única persona encargada de finalizar el corte, así la gente no empieza a discutir en el momento si ya es tiempo de irse de la carretera o no). En los casos en los que la naturaleza de la acción no permita su descripción previa (por ejemplo por temas legales), la comisión encargada deberá al menos haber informado del tono, carácter general y sobre todo de los riesgos que pueda conllevar participar en ella. En cualquier caso las comisiones de acción siempre deben tratar de preparar acciones que sean consistentes con la voluntad y el espíritu predominante en el colectivo. Por otra parte, muchas veces se pierden buenas oportunidades de obtener repercusión social por no anunciar, documentar y posteriormente difundir las acciones realizadas. Existen muchos canales para ello, desde los medios impresos de toda la vida hasta el blog de Tomalafacultad, pasando por un sinfín de listas de correos, blogs, redes sociales y demás. Se deberían redactar comunicados de prensa que capten lo esencial de la acción y del contenido que hay detrás de ella para avisar a quien haya que avisar antes de que ocurra (en los casos que proceda) y para acompañar a las imágenes o video tomados durante el desarrollo de ésta, que idealmente serían también difundidos a través de los canales pertinentes para maximizar la repercusión.

 

Huelgas:

La huelga es un arma revolucionaria de enorme potencia. Sin embargo si se usa de manera alocada puede resultar tremendamente contraproducente, causando desanimo y desprestigio que luego es muy difícil de compensar. Por ello las huelgas solo se deben de convocar y apoyar cuando haya una probabilidad razonable de que tenga éxito, siempre preparándolas con muchísimo tiempo y cuando sea posible de forma simultánea en cuantos centros estén dispuestos. La huelga es una herramienta efectiva cuando lucha por un objetivo concreto. Hemos visto hace poco en Canada un ejemplo perfecto: el objetivo concreto era la derogación de la subida de tasas, y exactamente eso ha conseguido. Toda la fuerza se esfuma en cuanto no haya precisión en los motivos del paro. Tiene que estar clarísimo (a) Por qué se convoca la huelga y (b) Cuando concluye la huelga. Es decir, unas demandas explícitas. Si la huelga tiene éxito y se consiguen las demandas (imaginemos, derogando el Real Decreto) se podrá pasar a convocar otro paro con objetivos más ambiciosos. Pero siempre paso a paso. Todo lo que no vaya en estas lineas difumina los motivos y al final no consigue nada porque tampoco queda claro lo que hay que conseguir – condenando la huelga a su inevitable fracaso. Como he empezado diciendo, la huelga precisa de un alto grado de movilización en el colectivo estudiantil. Debe haber una enorme información y agitación previa antes de empezar a plantear el paro. En el caso de un posible «no cierre de actas», por ejemplo, deberán ser los propios estudiantes los que presionen al profesorado para que tome estas medidas – solo de esta forma tendrán los docentes justificación moral para incumplir sus funciones, y en cualquier caso es evidente que el motor de empuje en la universidad tiene que emanar de los estudiantes. Con esto quiero decir que el trabajo más duro en la preparación de una huelga ocurre en los meses previos, creando el clima necesario para que una vez lanzada la convocatoria de huelga ésta tenga alguna posibilidad de funcionar.

 

Manifestaciones:

Personalmente no soy un fan de las grandes convocatorias. Creo que suelen ser más una muestra de fuerza y un subidón de confianza interna más que una herramienta políticamente efectiva. Sin embargo estos meses veremos sin duda manifestaciones de distinta índole y quiero compartir algunos pensamientos al respecto. En primer lugar mencionar algo que a estas alturas debería ser obvio: es mejor hacer tres manifestaciones masivas en un año que veintisiete convocatorias a las que asistan los cuatro gatos de siempre. Para ello se deben anunciar con tiempo, trabajar muy activamente en su difusión y siempre que sea posible trabajando con otros colectivos, universidades, asociaciones o lo que sea para alcanzar la mayor unidad posible dentro de los límites del contenido de la protesta. Hablando del contenido, mencionar que como en las huelgas es notable la importancia de la precisión a la hora de convocar una concentración. Es decir, tendremos muchas más posibilidades de movilizar a los estudiantes del aula de turno al hacer un pasaclases si les decimos que «vamos a manifestarnos por la derogación del Real Decreto blahblahblah» que si decimos «vamos a manifestarnos por una educación de calidad para todos y todas». En cuanto al desarrollo de la manifestación (y esto es especialmente pertinente para Tomalafacultad) tenemos que insistir en la seriedad del cordón de seguridad. Cada vez está el ambiente más caldeado y esto implica que proporcionalmente tendremos que agudizar la guardia ante posibles incidentes. Esto quiere decir que las personas que participen el cordón tendrán que estar al 100%, coordinándose para poder actuar con rapidez tanto en el caso de una carga como en el caso en el que elementos internos realicen actos que puedan poner en peligro la integridad de la convocatoria y de las personas que en ella participan. Debe quedar claro en todo momento quienes son las personas que forman parte del cordón de seguridad (llevar un brazalete verde o algo así), quienes son las encargas de mediar con las autoridades, etc, etc- además de las pautas fijadas para cada convocatoria (por ejemplo: el recorrido es de X a Y, empezando a las T horas y ocupando solo el carril izquierdo de la calle Z). Un detalle que a mi siempre me afecta negativamente son los cánticos realizados en las manifestaciones. Me disgustan porque en general sustituyen un discurso político serio por un populismo agresivo, pero en concreto quería denunciar y desanimar el uso de cantos homófonos como «Si somos el futuro, por qué nos dan por culo?», cantos con agresividad personalizada (es decir- atacando a un individuo en vez de un hecho o una idea) como «Mariano, recuerda, tenemos una cuerda», cantos que buscan la confrontación policial gratuita como «Ahí está el fracaso escolar» (no confundir con otros del tipo «menos policía y más educación» que SI tienen un contenido social y político serio) o cantos que aún siendo coreados por una proporción importante de la manifestación no representan la unidad de la convocatoria. Estos pueden llegar a hacer más daño que bien, pues pueden conseguir alejar a personas que están medio dentro medio fuera. Me refiero a cosas del tipo «obrero despedido, patrón colgao», además de todos los cánticos que aumentan la división interna como «dónde están, no se ven, comisiones y ugt». Todas estas cuestiones tienen una cara seria que no está reflejada en los cánticos, y sería muy productivo dedicarnos a resolver están cuestiones en debates y discusiones profundas, reservando las consignas unitarias y mayoritarias para corear en las convocatorias.

 

Contenido:

Al hablar del contenido hay que diferenciar dos cosas: contenido interno y contenido externo. Me refiero al contenido interno como el conjunto de ideas, opiniones y propuestas que están presentes en la línea política de las personas que participan en el colectivo, mientras que por contenido externo entiendo aquellas denuncias y exigencias que difundimos para movilizar a la comunidad universitaria y en general a toda la sociedad. Por detrás de estas reivindicaciones concretas, que deben servir de punto de encuentro para la unidad y la cooperación, el colectivo debe tener un discurso interno que impregne toda la actividad realizada. Este contenido será por naturaleza mucho más profundo, complejo y poco definido, pero esto es una virtud en tanto que se construirá a partir de la recopilación ecléctica de todos los elementos que participan en la movilización social. No debemos olvidar el valor que tienen los actos informativos, las charlas-debate, las conversaciones en la cafetería y en general todo momento que sirva para compartir opiniones e ideas, pues esto llena a las acciones directas de sentido, rellenando los huecos que puedan haber quedado vacíos entre las demandas que se puedan exigir a corto plazo. Por su naturaleza abierta y horizontal, no puede haber unidad de pensamiento en la asamblea – y tampoco sería deseable que la hubiese. Valoremos esto y estemos orgullosos de poder trabajar de forma conjunta a pesar de nuestras grandes diferencias ideológicas – en pocos sitios he visto un grupo tan heterogéneo en el que las personas participen como personas y no como extensiones de sus afinidades. Mantengamos esto y no caigamos nunca en la división o la confrontación. Siempre ha sido éste el principal obstáculo para la revolución social en nuestra península. En cualquier caso, el contenido interno debe tener elementos profundamente revolucionarios, cuestionando los cimientos del sistema de producción y consumo capitalista así como la farsa que supone la democracia parlamentaria, de forma que las personas que pasen a participar activamente en la movilización social se impregnen de un discurso potente y tajante, forjando el espíritu inconformista que posibilite en el futuro un profundo cambio social. El contenido externo, en cambio, debe fabricarse con extremo cuidado, entendiendo siempre que su función no es la pureza y la precisión – algo por otra parte imposible dada la variedad ya discutida – su función es precisamente la captación de nuevas fuerzas que puedan sumarse a corto plazo para apoyar las convocatorias incipientes, sobre todo en los (muchos) casos en los que la desinformación y la falta de politización son notables. Para ello hay que tratar de extraer del contenido interno los puntos de mayor consenso, y formar a partir de ellos demandas que a corto plazo reflejen el sentir general de la comunidad universitaria. Estas demanadas darán pie a nuevas demandas, y mientras todo se canalice desde el discurso y el debate, se podrá ir paso a paso avanzando hacia la transformación social – pero juntos. Por decir unas pocas, creo que puntos de encuentro que pueden atraer desde las juventudes libertarias hasta los decanos pasando por sindicatos y asociaciones son la revocación de la subida de tasas, la dimisión de Wert, la recuperación de la autonomía universitaria en cuanto a contratación, etc… Se pueden llegar a unos pocos puntos concretos que, siendo plenamente conscientes de su alto grado de superficialidad e insuficiencia, sirvan para unificar a todos los estudiantes, trabajadores y profesores de la universidad en movilizaciones masivas que realmente puedan suponer un punto de inflexión en la lucha. Vivimos un momento muy especial, sobre todo en la UAM. Tenemos las puertas abiertas para crear un movimiento imparable, de hecho no es impensable que en defensa de los puntos que acabo de mencionar se pueda articular un parón o una gran manifestación que cuente con el respaldo de absolutamente todos los sectores de la universidad, incluido el mismo rectorado. Puede ser que después de esto, al pasar al siguiente nivel, sea necesaria una mayor radicalización del camino – pero para que eso sea posible tenemos primero que construir un movimiento de masas, de decenas de miles de estudiantes en vez de cientos. Cuando estemos ahí podremos darle más cuerpo al discurso externo. De momento, tratemos de aprovechar la situación actual y utilicemos la oportunidad que se nos ha dado para poner la universidad patas arriba. Como todo en la vida, la revolución se debe hacer con inteligencia y astucia, pensando en todo momento el lenguaje y las formas más apropiadas para conseguir cada objetivo concreto.

 

Funcionalidad:

Quien se haya comida unas cuantas decenas de asambleas el curso pasado y haya estado unas cuantas veces en las coordinadoras de Tomalafacultad será perfectamente consciente de la gran deficiencia que tenemos a la hora de ser operativos. No se trata de ceder ante la presión de los tiempos impuestos desde fuera, se trata de poder reaccionar mínimamente a los sucesos que ocurren a nuestro alrededor en tiempo real. No seré yo el que proponga un modelo de funcionamiento alternativo para el movimiento estudiantil, y mucho menos ahora que no voy a poder ser parte de el, pero creo que es el deber de todos tener una profunda reflexión acerca de los objetivos que queremos alcanzar este curso y de las herramientas que disponemos para lograrlos. Es muy educativo informarse con detalle acerca de los modelos utilizados en Chile y en Canadá, aunque solo sea por abrir horizontes, y tenemos que pensar en la posibilidad de articularnos de forma más efectiva. Por no abrir la caja de pandora dejaré la discusión aquí, invitando a todas las personas que participan en la asamblea a que saquen sus propias conclusiones, pero a muy corto plazo si que quiero mencionar una cosa: los delegados que van a las coordinadoras de Tomalafacultad, nos guste o no, esté reglamentado o no, sea legítimo o no, VAN A TOMAR DECISIONES. Esto ha ocurrido en prácticamente todas las coordinadoras en las que he estado – en mayor o menos medida. Podemos tener la postura que queramos al respecto, pero es una realidad. Ante esta realidad, se puede reaccionar de distintas formas, y ahí es donde dejo el debate abierto, pero si que quisiera sugerir que a corto plazo se le den en cada asamblea a las personas que acudan a las coordinadoras como delegadas de su asamblea de basa la suficiente responsabilidad como para que puedan, en tiempo real y en consonancia con la voluntad general de su asamblea de base, implicarse en la coordinación necesaria para el funcionamiento de Tomalafacultad llegando a compromisos con las delegaciones de otras universidades en puntos técnicos y de infraestructura. Por supuesto todo acuerdo que se haya propuesto por las delegaciones en las coordinadoras de Tomalafacultad deberá luego ser ratificado en la siguiente asamblea de base para darle validez real, pero si no reconocemos este proceso de toma decisiones como algo que ocurre y que debe ser normalizado, estaremos negando una realidad que seguirá repitiéndose a escondidas y que solo terminará repercutiendo de forma negativa en todos los aspectos de la coordinación de la lucha estudiantil. Cambiando completamente de tercio también quería hablar sobre la especialización del trabajo. Desde el paleolítico el ser humano ha descubierto que si dos personas tienen que realizar dos tareas, las tareas se realizan mejor si una persona se dedica plenamente a una tarea y la otra persona a la otra tarea, en vez de intentar hacer todos todo. Con esto quiero decir que tenemos que empezar a asumir responsabilidades a nivel individual y que esto se reconozca y se acepte con normalidad en la actividad de la asamblea, siempre y cuando se vuelque todo el trabajo realizado y se puedan rendir cuentas en todos los casos (de hecho es justamente cuando no se reconoce abiertamente una responsabilidad que una persona está asumiendo de facto que resulta imposible rendir cuentas y canalizar bien la información). Por ejemplo, debería resultar bien claro los grupos de personas que se dedican a la difusión en redes sociales, a manejar la lista de correo, a acudir a las reuniones de coordinación (tanto en la Cordi de Cantoblanco como en Tomalafacultad como con claustrales y demás elementos institucionales), a preparar las acciones, a redactar los manifiestos, etc… Ganaríamos mucho si aprendemos a dedicarnos individualmente a tareas concretas. La mejor manera de participar activamente en un movimiento de esta envergadura no es intentando estar enterado de todo, leyendo con detalle cada comunicado, acudiendo a trece asambleas a la semana y volviéndote loco sin al final poder hacer nada (bueno, algunas pocas personas aguantan pero es claro que este ritmo no se puede considerar como el necesario para una militancia digna), si no tomando en tus manos una tarea concreta, asegurándote y responsabilizándote personalmente de que esta tarea se lleva a cabo a la perfección, y luego asumiendo otra tarea, y así todo el rato.

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Quisiera terminar con unas consideraciones puramente personales acerca de lo que puede suponer este curso en la UAM. En particular creo que tenemos que hacer un esfuerzo por no pensar ni en lo poco movilizada que está ahora la universidad, ni en los objetivos de revolución absoluta que podamos ponernos a nivel teórico, si no en el proceso que estamos viviendo y más concretamente en el camino que ha de unir este momento con el futuro que nos espera. Creo que por suerte o por desgracia se dan ahora mismo unas circunstancias excepcionales que pueden ayudarnos enormemente a construir un movimiento estudiantil de masas, fuerte y concienciado, que pueda realmente paralizar la destrucción de la universidad pública. No hablo solo de las evidentes condiciones políticas y sociales, evidentemente las medidas tomadas por el gobierno hablan por sí solas, me refiero en general al extendido sentimiento de rechazo que estas medidas están generando por toda la universidad. Aquí es pertinente reflexionar acerca del siguiente fenómeno: aunque la inmensa mayoría de la universidad no está movilizada, si que comparte el mismo sentimiento de indignación que, canalizado de forma adecuado, se puede transformar en movilización. Con esto quiero decir que la labor primordial de la actividad política de la asamblea debe ser la captación de los miles de estudiantes de nuestra universidad que posiblemente no vayan a participar en tres asambleas a la semana, ni vayan a estar acampados día y noche sin parar, ni vayan a quemar muñecos vudús de nuestros gobernantes, ni vayan a llamar a las masas a la revolución social, pero que muy posiblemente si que acudan a movilizaciones puntuales siempre y cuando éstas se convoquen y articulen a través de canales unitarios haciendo uso de un lenguaje cercano, claro e inclusivo. Si conseguimos aprovecharnos de esta situación y utilizamos a los medios institucionales de la facultad, trabajando de manera conjunta con profesores, investigadores y trabajadores, es más que factible el poder lanzar a finales de año o la siguiente primavera una convocatoria completamente masiva y unitaria que pueda reunir a miles y miles de universitarios en las calles de Madrid, paralizar las facultades y los rectorados, o posiblemente las dos. Pero lo que hay que tener muy claro es que esto NO VA A OCURRIR si nos negamos a trabajar con el pueblo. Me explico: cada uno tendremos nuestras opiniones personales ideológicas, y posiblemente muchos opinemos de forma muy distinta que la inmensa mayoría de nuestros compañeros y compañeras de clase. Pero a no ser que adecuemos nuestro discurso para incluir a todas estas personas, tocando temas que ellos sientan en las carnes, no conseguremos su apoyo y nos quedaremos como un movimiento marginado y minoritario que no conseguirá cambiar nada. Está en nuestras manos el aglutinar a la comunidad universitaria. Solo tenemos que tener claros los objetivos a corto plazo y actuar de forma consecuente. Sugiero el siguiente plan de acción: torpedear este cuatrimestre con actos informativos, jornadas de lucha, acciones de agitación y difusión, clases en el césped, LO QUE SEA para agitar el ambiente, asegurar que todos y cada uno de los miembros de la comunidad universitaria está plenamente informado de lo que suponen las medidas del gobierno y el efecto que van a tener, creando la situación de concienciación colectiva necesaria para luego poder pasar a la acción de verdad. Por ejemplo, para poder coger en los exámenes de Enero y hacer una campaña de apoyo estudiantil para presionar a los docentes a no cerrar actas y está vez si conseguir una huelga indefinida en educación de facto. Pero vamos, esto es un ejemplo, si no sale una acción gorda como ésta saldrá otra, lo que quiero decir es que la labor debe seguir este orden: INFORMAR, AGITAR y luego MOVILIZAR. No hacerlo todo a la vez, que es lo que siempre hemos hecho, si no con calma y con cabeza, midiendo los tiempos, NUESTROS tiempos, y pasando a la acción cuando estemos preparados.

Nadie dijo que fuera fácil, pero lo estamos intentando y se va avanzando poco a poco. Lo que he expuesto arriba es mi opinión personal y no pretendo crear debate ni recibir respuesta alguna, simplemente quería compartir con todos y todas mis reflexiones.

Un abrazo revolucionario,

Dani