un horizonte de simbiosis

El asunto central que se dirime en la Edad Moderna es la dominación sobre la naturaleza, con la utopía de una dominación total en el horizonte compartido tanto por capitalistas como por la gran mayoría de socialistas. Lo expresaba por ejemplo el economista marxista Ernest Mandel, en 1962, de la siguiente forma:

“A medida que aumentan las fuerzas productivas, la humanidad se va liberando progresivamente de la tiranía de las fuerzas de la naturaleza. Toma conciencia de su medio natural y aprende a modificarlo para sus propios fines. (…) Comienza la marcha triunfal de la ciencia y de las técnicas científicas, que hará del hombre el dueño de la naturaleza y del universo”.[1]

Pero lo que evidencia la crisis ecosocial global –y recoge el concepto de Antropoceno, al menos en alguna de sus interpretaciones− es el fracaso definitivo de ese proyecto moderno. Lejos de domeñar la naturaleza y el universo, nos amenazan catástrofes incontrolables. En nuestro horizonte lo que se dibuja es el colapso civilizatorio e incluso la extinción humana.

Así, el horizonte utópico/ distópico de dominación habría de ser sustituido por uno de simbiosis. De ahí la importancia de la teoría de la smbiogénesis de Lynn Margulis, la teoría Gaia de James Lovelock y Carlos de Castro, las corrientes minoritarias de la izquierda que se han opuesto al productivismo y el extractivismo –desde William Morris a Ivan Illich…

 

 

[1] Ernest Mandel, Tratado de economía marxista vol. 1, Eds. Era, México DF 1975, p. 160.