un modelo de defensa no ofensiva

Se intensifican, un día tras otro, las señales de remilitarización de Europa…[1] Sería el momento de recuperar las propuestas de una defensa no ofensiva.

A comienzos de los años ochenta del siglo XX, diversos analistas en la Europa occidental de aquella última fase de la Guerra Fría señalaron que la estrategia de disuasión nuclear entonces en vigor era del todo irracional: las respuestas militares programadas en ella conducirían a la destrucción de lo que se supone que se defiende. El politólogo germano-occidental Horst Afheldt (1924-2016) propuso en su libro de 1983 Defensive Verteidigung un modelo de defensa auténticamente no ofensiva, “un modelo de respuesta defensiva de segundo ataque, es decir, la renuncia a todas las armas ofensivas como tanques, bombarderos, etc., incluidas las armas nucleares tácticas, aunque no las armas nucleares de mayor alcance (armas nucleares estratégicas). Además, incluye la renuncia al tipo de defensa denominada ‘frontal’, que forma parte de la estrategia de respuesta flexible, es decir, la renuncia a las formaciones frontales. En su lugar, Afheldt propone una red de unidades de tecnocomandos, como él las llama, que se extenderían por toda la República Federal Alemana (fuera de las grandes ciudades). Cada una de estas unidades de comandos (serían unos diez mil en total) tendría una base local y se encargaría de defender autónomamente su territorio con las más modernas armas defensivas de alta tecnología si algún atacante de la República Federal intentara penetrar en su territorio”.[2]

 

[1] “Un indicio inquietante del estado de Europa es que, de pronto, ha encontrado su solución mágica: el gasto militar. Y Von der Leyen se pavonea anunciando una inversión de 800.000 millones de euros en material militar, de manera que entra así directamente en la lógica de los nihilistas. Armarse hasta los dientes a lo sumo puede servir para consolidar el statu quo, hasta que alguien de otro salto. Bien está que Europa se refuerce para defenderse, que sepan que no está dispuesta entregarse. Pero es situar el problema en la lógica de las relaciones de fuerza que los nihilistas imponen y en la que seguirán mandando. ¿A quién se compran las armas? Europa tiene que preguntarse por qué su gente gira a la extrema derecha y por qué la derecha liberal se instala en esta misma lógica. Y tiene que reflexionar sobre la impotencia de la democracia, en inquietante regresión en todo el continente. No dudo que hay que defenderse, que hay que hacer difícil la tarea de los nos amenazan, pero mal asunto si entramos en su propia lógica: la ley de la fuerza como imperativo supremo. Un principio incompatible con la democracia y las libertades básicas.” Josep Ramoneda, “Las instituciones morales europeas”, El País, 7 de marzo de 2025; https://elpais.com/opinion/2025-03-07/las-instituciones-morales-europeas.html

[2] Thomas Trempnau y Michel Vale, “Horst Afheldt’s defensive response model”, International Journal of Politics vol. 13 núm. 1/2 (primavera-verano de 1983), p. 187; https://www.jstor.org/stable/40470103?seq=1