https://www.youtube.com/watch?v=9hq6I_Q1L2c&feature=youtu.be&list=PLKD0ZjNyrK4rqKeCKAxKkLerkV3wglmou
Mirada sinóptica
Decía Karl Marx que “los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo”. Tarea nada fácil ante la complejidad con la que se despliega el mundo de los fenómenos y los noúmenos. Pero siempre ha habido una clase de filósofo que “ama ver la verdad esté donde esté con los medios que se disponen” como decía Platón, y que comprometen sus vidas en usar la razón, la inteligencia que les donó la vida para comprender lo humano y su relacionalidad con el mundo, para ayudar a tomar decisiones a la comunidad a la que pertenecen. Jorge Riechmann es uno de ellos y a lo largo de una de nuestra entrevistas en el Hilo de Ariadna nos ha ido mostrando esa mirada sinóptica que algunos filósofos despliegan, en un intento de alcanzar una visión de la realidad que sea amplia, panorámica y compleja a la vez, tener la visión de conjunto, juntar simultáneamente los diversos aspectos para lograr una visión más dilatada y profunda.
Y cuantos más ángulos, más posibilidad de relativizarlos todos, de no donarles el valor de lo absoluto, pues el elefante palpado en la oscuridad, es pata para uno, trompa para el otro, oreja para fulano y cola para mengano, y a la espera de la luz que lo unifica todo, uno transita humilde ante el pasmo que produce la existencia, sabiendo en la intimidad que ese ardoroso deseo que yace en potencia de conocerlo, amarlo y gozarlo todo cualquier día arrasará los velos de nuestra ignorancia, y atrapará en un acto de amor y conocimiento la realidad escurridiza…. más tarde o más temprano, todas las cosas que forman un océano de misterios dispuestos a ser desvelados por la inteligencia y amados por el corazón serán Kosmos sinfónico en el aquí y el ahora.
Como profesor de filosofía moral, Jorge nos ha permitido desplegar un mapa de las causas de nuestra debacle, en ese contrato de indiferencia que parece que hemos firmado entre todos respecto al prójimo y a nuestra próxima, la Tierra, en nombre de una felicidad de marketing que parece justificarlo todo. Nos ha permitido buscar dentro del corazón esa responsabilidad individual y colectiva que todos tenemos de lo que ocurre en el mundo, y recuperar esa sabiduría de la era axial, cuando grandes manifestaciones del Logos, en diferentes gradaciones, hablaron al mundo sobre las sendas de regreso a casa, desde Zoroatro, pasando por Lao Tze, Buda y en llegando a la voz que clama en el desierto de Jesús de Nazaret. Regresar a casa, regresar como dice Rumi a “la raíz de las raíces que es tu propia alma” y recordar como dice el poeta Vicente Gallego que “El alma, en su primera y última desnudez ha de ser una y la misma para todos, el ánima mundi.” ¿No entran ganas de abrazarlo todo cuando uno comprende que todo allí es un aquí… de reventar las fronteras que nos separan de lo Otro?
Beatriz Calvo Villoria