una guerrera

En estos días pasados se publicó en varias lenguas un artículo de Denis Oliver, ex chófer de Margaret Thatcher durante muchos años, que contiene elementos de interés a la hora de enjuiciar a la política británica, responsable de buena parte de la destrucción del mundo que estamos padeciendo, y de la que viene. Resulta curioso enterarnos de que Thatcher no tenía ningún sentido del humor: Oliver trataba de contarle chistes de vez en cuando y ella ¡nunca los pillaba! Sin duda, una carencia humana importante…

Pero lo verdaderamente interesante me parece lo siguiente: cuando estalló la bomba en la conferencia del Partido Conservador en Brighton, cuenta Oliver, “yo fui el primero en llegar al lugar. Eran poco más de las dos de la mañana y acababa de volver a mi habitación, que estaba unos pisos por encima de la suya, en el Grand Hotel. Oí cómo se hacían añicos las ventanas y las puertas se reventaron. Bajé corriendo a la habitación de lady Thatcher. Me encontré con ella y [el secretario de Estado] Robin Butler guardando todas las cosas en una caja roja, porque habían estado repasando los papeles antes de su discurso. Todavía llevaba el vestido de gala. Le pregunté: ‘¿Está bien, señora?’ Y me contestó: ‘Sí, por supuesto. Me sorprende que no haya pasado nunca hasta ahora’. ¡Qué comentario!”[1]

Qué comentario, en efecto… Qué raro que no me hayan puesto una bomba antes, dice esta mujer, haciendo lo que hago. Su observación revela con espantosa claridad que lo que estaba haciendo era una guerra: guerra de clases (de los de arriba contra los de abajo). Y esta guerrera lo sabía perfectamente.



[1] Denis Oliver en El País, 22 de diciembre de 2013.