¿volver a 2007? un artículo de lina gálvez

 

¿Volver a 2007? Por Lina Gálvez

Todas y todos queremos que pase ya la crisis. Hay quien quiere recuperar su trabajo, una comida y oportunidades dignas para sus hijas e hijos, o volver a recuperar su sueldo y unas jornadas de trabajo que le dejen tiempo libre para estar con su familia, tener la certeza de que si se pone enfermo o va a perder su autonomía va a tener un trato digno, y habrá quien quiera también comprar una segunda residencia lo más cerca posible de la playa y tener armarios que contradicen las leyes de la física, independientemente del deterioro medioambiental y de las condiciones laborales que sustenten ese consumo. La mayoría quiere volver a 2007.

En cuestiones de igualdad, la añoranza de 2007 es aún más clara, sobre todo en España. En aquel año, acabábamos de aprobar una ley que nos ponía a la vanguardia del mundo en legislación en pro de la igualdad, que seguía a otra de violencia de género y a la de Dependencia, en la que por primera vez se reconocía el valor –aunque muy subestimado-, del trabajo de cuidados no remunerado realizado por las mujeres en los hogares, y cuando se preparaba una ley de plazos para la interrupción del embarazo para garantizar la salud reproductiva de las mujeres y su derecho a decidir.

La crisis, y sobre todo la gestión austericida que se ha hecho de ella, ha abierto de nuevo fallas sistémicas gigantescas, que ya existían desde mucho tiempo atrás pero de las que casi nadie quiso hablar cuando se disfrutaba de prosperidad, eso sí, endeudada e insostenible material, social y ambientalmente, como los hechos han demostrado.

En 2007 nos encontrábamos insertos, como ahora, en un modelo de crecimiento deshumanizado y pro-pobre, depredador con el medio ambiente, generador de desigualdades y desintegrador de la democracia.

En igualdad, se había avanzando en derechos y en presupuesto, aunque menos en esto último y menos aún en verdadera transversalidad, pues la política económica siempre se mantuvo ajena de las propuestas necesarias para avanzar a hacerla materialmente efectiva. Hacerlo, habría supuesto cambiar la pauta distributiva y redistributiva en el sentido contrario al que se venía haciendo, desmercantilizar partes importantes de la vida y, en definitiva, caminar hacia un modelo económico que situara el bienestar, las personas y los cuidados y el respeto por el medio ambiente en el centro de la actividad económica. Demasiado, incluso para los tiempo de aquella gran bonanza.

Es por todo eso que limitarse simplemente a tratar de volver a las condiciones de 2007 es algo mucho peor que insuficiente.

Hay que superar las fallas que provocaron el cataclismo de insostenibilidad y desigualdad que produjo la crisis y para eso es imprescindible generar una nueva imagen del mundo al que aspiramos. No nos vale el viejo modelo. Y hay que buscar para ello nuevas alianzas, nuevas formas de hacer política y de tejer sociedad para imponer un nuevo pacto social en el que todas las personas cuenten, donde cada una seamos un fin en nosotras mismas.

Por Lina Gálvez, Catedrática de Historia e Instituciones Económicas de la Universidad Pablo de Olavide, pertenece al Consejo Asesor de la Fundación Alfonso Perales.