Yorgos Mitralias sobre SYRIZA en Grecia

 

 


 

 

Syriza o la apertura magistral de una experiencia unitaria, única y original

Yorgos Mitralias

Traducido por Carmen García Flores

Espantapájaros para los de arriba, la esperanza para los de abajo, SYRIZA ha hecho una entrada estrepitosa en el panorama político de esta Europa en crisis profunda. Tras haber cuadruplicado su fuerza electoral el 6 de mayo, SYRIZA ambiciona ahora no solamente convertirse en el primer partido de Grecia en las elecciones del 17 de junio, sino sobre todo, poder formar un gobierno de izquierdas que contenga las medidas de austeridad, repudie la deuda y elimine a la troika del país. No es pues una sorpresa que SYRIZA cause gran curiosidad en Grecia y que prácticamente todo el mundo se pregunte sobre su origen y naturaleza, sus objetivos y sus ambiciones.

 

No obstante, SYRIZA no es exactamente un recién llegado en la izquierda europea. Nacida en el año 2004, la Coalición de la Izquierda Radical (SYRIZA) tendría que haber llamado la atención de los politólogos y los medios europeos aunque solo fuera porque desde sus comienzos era una formación política totalmente inédita y original en el paisaje de la de izquierda griega, europea e incluso mundial. Primero por su composición: formada por la alianza de Synaspismo (coalición), un partido reformista de izquierdas con un vago origen de extrema izquierda que abarca casi todo el espectro del trostkismo, del ex maoísmo y del “movimientismo”. La Coalición de la izquierda radical constituía, ya desde su nacimiento, una excepción a la regla que que quería (y sigue queriendo) que los partidos más o menos tradicionales de la izquierda, de la socialdemocracia, no fueran nunca organizaciones de extrema izquierda.

Pero la originalidad de SYRIZA no se detiene en eso. Siendo concebida como una alianza, sobre todo coyuntural y electoral (fue fundada justo antes de las elecciones de 2004), SYRIZA ha resistido al tiempo y ha sobrevivido a los altibajos, a sus éxitos y sobre todo a sus crisis y a sus fracasos, para convertirse en un ejemplo clamoroso de una sensibilidad que la izquierda radical internacional debería siempre tener en cuenta: la cohabitación de diferentes sensibilidades, corrientes e incluso organizaciones en una misma formación política de la izquierda radical. Ocho años después del nacimiento de SYRIZA la lección se graba ahora en las retinas: sí, esta cohabitación no es solamente posible sino que además es fructuosa y también garante a la larga de grandes éxitos.

 

Si nos preguntamos cómo esta decena de componentes tan heteróclitos han podido, primero encontrarse y después ponerse de acuerdo para llevar a cabo una tan larga y original cohabitación, la pregunta es pertinente, y merece una respuesta detallada y profunda. No, el milagro de SYRIZA no ha caído del cielo, ni es fruto de la casualidad; ha sido madurado durante bastante tiempo y, sobre todo, ha germinado en las mejores condiciones posibles: en los movimientos sociales y altermundistas de estos últimos años.

Se podría decir que todo comenzó hace quince años cuando en 1997 se constituye la rama griega del movimiento de las Marchas europeas contra el paro. Esto no fue solo un primer paso hacia lo que luego se llamó el Movimiento altermundista del Forum Social. Especialmente en Grecia las Marchas europeas habían tenido una función tal vez más importante, ya que se consiguieron ciertas cosas que eran hasta entonces absolutamente impensables: unificar la izquierda en la acción. Es así como, gracias a las Marchas europeas, se ha visto que unos sindicatos, unos movimientos sociales, unos partidos y unas organizaciones de la izquierda griega (KKE incluido, al menos durante un cierto tiemo) que no se habían unido jamás e, incluso, que se ignoraban los unos a los otros, se unían para participar en un movimiento europeo, totalmente inédito, al lado de sindicatos, movimientos sociales y de corrientes políticas de otros países, hasta entonces totalmente desconocidos en Grecia.

No se trata pues de suerte, sino de un primer golpe al sectarismo visceral que ha caracterizado siempre a la izquierda griega, dando lugar incluso a algunas escenas conmovedoras de encuentros, próximas al psicodrama, entre los militantes que hasta entonces no se conocían y súbitamente descubren que “el otro” no era tan diferente a ellos mismos. Estaba claro que la mayonesa espesaba más cuanto más salían los militantes griegos del país y descubrían, en carne y hueso, una realidad militante europea cuya existencia ni siquiera sospechaban.

Fuerte desde este primer acercamiento en la acción, se fue haciendo más sólida gracias al movimiento social que surge de un género nuevo. Así la mayoría de los diversos componentes políticos de las Marchas europeas griegas participaron desde 1999 en una segunda experiencia original que les invita a profundizar sobre la necesidad de unidad. Surgió el «espacio del diálogo y de la acción común» que profundizó sobre la necesidad del debate político y programático y preparó las conciencias para la próxima experiencia unitaria y de movilización, el Forum Social, que había marcado profundamente la evolución de la izquierda griega.

El enorme éxito popular del «Forum Social» ayudó a la construcción de la Coalición de la Izquierda Radical que se crea de manera espontánea y con entusiamo en 2003-2004. Los militantes que se habían podido conocer en las luchas, millares de los cuales habían viajado juntos por Amsterdam (1997), Colonia (1999), Niza (2000) , Génova (2001), Florencia (2002), París (2003) etc, tuvieron tiempo para desarrollar entre ellos unos proyectos, no solamente políticos , sino también humanos , antes de fundar la Coalición de la Izquierda Radical. Una coalición que iba, cuanto menos, a contracorriente de lo que estaba ocurriendo en el resto de Europa, donde una alianza de esta índole, entre un partido reformista de izquierdas con grupos de extrema izquierda era, simplemente, impensable.

No obstante, después de su nacimiento exitoso, su continuación estuvo lejos de ser siempre feliz y tuvo varios reestructuraciones, e incluso estuvo a punto de interrumpirse. Evidentemente ha habido varias crisis de confianza entre el tronco de SYRIZA, constituido por Synaspismos, y sus compañeros de extrema izquierda, lo cual es lógico. Pero el tiempo pasa. La homogeneización de SYRIZA ha tenido como efecto que las crisis –como los debates- no solamente traspasaron prácticamente a toda la coalición y a cada uno de sus componentes, sino que se manifestaron sobre todo desde el interior del mismo Synaspismos quien hizo bramar el enfrentamiento de sus tendencias en recomposición permanente.

Finalmente, SYRIZA ha encontrado una cierta paz interna solamente después de la salida en el año 2010 del ala socialdemócrata de Synaspismos (lo que origina el nacimiento de la Izquierda Democrática) y el alejamiento de su ex presidente Alekos Alavanos que después de haber “introducido” a su discípulo Alexis Tsipras se convierte en su enemigo jurado. En adelante la línea política de la Coalición estará más clara (y más a la izquierda) mientras que su joven líder Alexis Tsipras instalaba su autoridad y acumulaba los primeros éxitos que le darían a una SYRIZA cada vez más radicalizada la credibilidad necesaria para poder aprovechar las circunstancias excepcionales creadas por la crisis de la deuda. SYRIZA estaba en ese momento preparada para asumir el rol de la formación política que podría encarnar la mejor de las esperanzas y las expectativas de la sociedad griega que se rebela contra las políticas de austeridad, la troika, los partidos burgueses y el sistema capitalista en sí mismo.

La lección que se saca de esta historia casi ejemplar es evidente: después de todo se trata de un éxito que solo los sectarios impenitentes (a Dios gracias en Grecia hay muchos) podrían nagar. No obstante la historia de SYRIZA está lejos de terminar pues las cosas serias solo acaban de comenzar. En suma, el balance actual no puede ser más que provisional. Y ay de aquel que no espere de SYRIZA más que la traición para poder luego decir «esto se veía venir». No, a pesar de que este balance es aún provisional, puesto que el proceso no está terminado, se debe tener en cuenta los tiempos (duros) que corren y que no se puede permitir el lujo la izquierda radical europea de no aprovechar las experiencias, los éxitos y los fracasos de los otros.

Alexis Tsipras

Una formación política con un programa caracterizado permanentemente por un desenfoque, la Coalición de la Izquierda Radical se balancea casi siempre entre el reformismo de la izquierda y un anticapitalismo consecuente. Por otro lado, ella quizás ha sacado sus fuerzas de esta eterna oscilación. Por lo tanto, hay que aclarar que lo que ha podido funcionar, sobre todo positivamente, en estos periodos “normales” podría convertirse en un handicap si no en un boomerang en periodos de crisis agudas y de momentos de exacerbación en los enfrentamientos de clases. En términos más simples: SYRIZA, que acaba de conquistar magistralmente su apertura, se encuentra en pocas semanas transformada de un pequeño partido minoritario en una izquierda griega , ya minoritaria, en un partido dominante con pretensiones gubernamentales. Y esto no pasa en cualquier país ni cualquier periodo histórico, sino que pasa en esta Grecia “laboratorio” y conejillo de indias para esta Europa de la austeridad en crisis de nervios.

El cambio del ascenso es tan abrupto que puede dar vértigo. Producido en un tiempo récord el espantapájaros de los grandes y la esperanza de los pequeños, de los “sin voz” en Grecia e incluso en toda Europa, SYRIZA está llamada ahora a asumir la labor gigantesca y francamente histórica para la que no estaba preparada ni politícamente ni organizativamente. Entonces, ¿qué hacer? Es muy simple: ¡ayudar a SYRIZA! Por todos los medios, y no dejarla, tanto en Grecia como en Europa. En términos sencillos, hacer lo contrario de lo que hacen los que no combinan sus críticas a SYRIZA con la solidaridad e incluso el apoyo a SYRIZA, cara al enemigo común. Un apoyo tal vez crítico, pero apoyo al fin y al cabo. Y no mañana, sino hoy, porque las amenazas tácticas de los otros, el combate que amenaza actualmente a SYRIZA es de hecho nuestro combate, el combate de todos nosotros; y si nos abstenemos, va a suponer que no asistimos a las personas en peligro; ¡a poblaciones y países enteros en peligro!

 

Gracias a: Rebelión Fecha de publicación del artículo original: 19/05/2012 URL de esta página en Tlaxcala: http://www.tlaxcala-int.org/article.asp?reference=7370

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SYRIZA ou la percée magistrale d’une expérience unitaire unique et originale

Yorgos Mitralias

 

Athènes, 19 mai 2012

Epouvantail pour « ceux d’en haut », espoir pour « ceux d’en bas »,  SYRIZA fait une entrée fracassante sur la scène politique de cette Europe en crise profonde. Apres avoir quadruplée sa force électorale le 6 mai, SYRIZA ambitionne maintenant non seulement de devenir le premier parti de Grèce aux élections du 17 juin, mais surtout de pouvoir former un gouvernement de gauche qui abrogera les mesures d’austérité, répudiera la dette et chassera la Troïka du pays.  Ce n’est donc pas une surprise si SYRIZA intrigue fortement au delà de la Grèce, et si pratiquement tout le monde s’interroge sur son origine et sa vraie nature, ses objectifs et ses ambitions.

Cependant, SYRIZA n’est pas exactement un nouveau venu dans la gauche européenne.  Né en 2004, la Coalition de la Gauche Radicale (SYRIZA) aurait due attirer l’attention des politologues et des medias internationaux ne serait-ce que parce qu’elle était, dès ses débuts, une formation politique totalement inédite et originale dans le paysage de la gauche grecque, européenne et même mondiale. D’abord, à cause de sa composition. Formée de l’alliance de Synaspismos (Coalition), un parti réformiste de gauche de vague origine eurocommuniste ayant de représentation parlementaire, avec une douzaine d’organisations d’extrême gauche, qui couvrent presque tout le spectre du trotskisme, de l’ex-maoïsme et du « movimentisme », la Coalition de la Gauche Radicale constituait déjà à sa naissance une exception à la règle qui voulait –et continue à le vouloir-  que les partis plus ou moins traditionnels à la gauche de la social-démocratie ne s’allient jamais avec les organisations d’extrême gauche !

Mais, l’originalité de SYRIZA ne s’arrête pas là. Ayant été conçue comme une alliance plutôt conjoncturelle et électorale (elle a été fondée juste avant les élections de 2004), SYRIZA a résisté au temps et a su survivre à ses hauts et ses bas, à ses succès et surtout à ses crises et ses échecs, pour devenir un exemple éclatant d’une réalité que la gauche radicale internationale peine toujours à atteindre : la cohabitation de différentes sensibilités, courants et même organisations  dans une même formation politique de la gauche radicale ! Huit ans après la naissance de SYRIZA, la leçon à tirer crève maintenant les yeux : Oui, cette cohabitation est non seulement possible, mais elle est aussi fructueuse et même garante, à la longue, de grands succès.

Mais, s’interrogera-t-on, comment cette douzaine de « composantes » si hétéroclites  de SYRIZA ont pu d’abord se rencontrer et ensuite se mettre d’accord pour une si longue et si originale cohabitation organisationnelle ? La question est pertinente et mérite une réponse détaillée et approfondie. Non, le « miracle » de SYRIZA n’est pas tombé du ciel, et il n’est pas le fait du hasard. Il a muri assez longuement et surtout, il a germé dans les meilleures  conditions possibles, dans les mouvements sociaux et altermondialistes de ces derniers 15 ans.

On pourrait dire que tout a commencé il y a 15 ans, en 1997, avec la constitution de la branche grecque du mouvement des Marches Européennes contre le chômage. Ce n’était pas seulement qu’il s’agissait du premier pas vers ce qu’on appelé un peu plus tard le mouvement altermondialiste des Forums Sociaux. Plus spécialement en Grèce, c’était que les Marches Européennes ont eu une fonction peut être encore plus importante, celle de faire quelque chose qui était jusqu’alors absolument impensable : unifier la gauche dans l’action. C’est ainsi que grâce aux Marches Européennes, on a vu des syndicats,  des mouvements sociaux, des partis et des organisations de la gauche grecque (KKE inclus, au moins pendant un certain temps!) qui ne s’étaient jamais rencontrées, ou même qui s’ignoraient mutuellement, se mettre ensemble pour participer à un mouvement européen totalement inédit, aux côtés des syndicats, des mouvements sociaux et des courants politiques d’autres pays, jusqu’alors totalement inconnus en Grèce.

Ce n’est pas donc un hasard que ce premier coup porté au sectarisme viscéral qui a toujours caractérisé la gauche grecque, donnait lieu même a des scènes émouvantes  de retrouvailles, proches de psychodrames, entre les militants qui jusqu’à alors ne connaissaient pas les uns les autres, et subitement découvraient que  « l’Autre » n’était pas si différent d’eux-mêmes.  Manifestement,   la mayonnaise avait bien pris d’autant plus que les militants grecs  sortaient du pays et découvraient une réalité militante européenne en chair et en os, dont ils ne soupçonnaient auparavant pas l’existence.

Forts de ce premier rapprochement dans l’action, qui était d’autant plus solide qu’il s’effectuait dans un mouvement social d’un genre nouveau, la plupart des diverses composantes politiques des Marches Européennes grecques participaient, dès 1999, à une deuxième expérience originale qui visait à approfondir leur besoin d’unité. C’était l’Espace de Dialogue et d’Action Commune qui tout en  approfondissant le nécessaire débat politique et programmatique, préparait les esprits à la prochaine expérience unitaire et movimentiste, celle du Forum Social qui allait marquer profondément l’évolution de la gauche grecque.

L’énorme succès populaire du Forum Social aidant, le pas vers la constitution de la Coalition de la Gauche Radicale a été franchi presque spontanément et dans l’enthousiasme en 2003-4. Les militants des composantes de SYRIZA qui avaient pu se connaitre dans les luttes, et qui avaient voyagé et  manifesté ensemble par milliers à Amsterdam (1997) et Cologne (1999), Nice (2000) et Gènes (2001),  Florence (2002), Paris (2003) etc., avaient eu le temps de développer entre eux des rapports non seulement politiques mais aussi humains avant d’arriver à la fondation de leur Coalition de la Gauche Radicale. Une coalition qui allait quand même à contre courant de ce qui se passait partout ailleurs en Europe, où une telle alliance entre un parti réformiste de gauche et des groupes d’extrême gauche était, tout simplement, impensable…

Cependant, après une naissance plutôt réussie, la suite de l’aventure de SYRIZA fut loin d’être toujours heureuse, et a plusieurs reprises elle a même failli s’interrompre. Evidemment, il y a eu maintes crises de confiance entre le tronc de SYRIZA constitué par Synaspismos et ses partenaires d’extrême gauche, ce qui fut plutôt « logique ».  Mais le temps passant, l’homogénéisation de SYRIZA a eu comme effet que les crises –comme d’ailleurs les débats- non seulement traversaient pratiquement toute la Coalition et chacune de ses composantes, mais qu’elles se manifestaient surtout à …l’intérieur de Synaspismos lui-même ou faisait rage l’affrontement de ses tendances en recomposition permanente.

Finalement, SYRIZA a trouvé une certaine paix interne seulement après le départ en 2010 de l’aile social-démocrate de Synaspismos (qui a donné naissance à la Gauche Démocrate) et l’éloignement de son ex-président  Alecos Alavanos qui après avoir «intronisée» son poulain Alexis Tsipras est devenu son ennemi juré. Désormais, la ligne politique de la Coalition était plus claire (et plus à gauche), tandis que son jeune leader Alexis Tsipras  installait son autorité et cumulait les premiers succès qui allaient donner à un SYRIZA de plus en plus radicalisé la crédibilité nécessaire pour qu’il puisse profiter des circonstances exceptionnelles créées pas la crise de la dette. SYRIZA était maintenant prêt à assumer le rôle de la formation politique qui pourrait incarner le mieux les espoirs et les attentes des pans entiers de la société grecque en révolte contre les politiques d’austérité, la Troïka, les partis bourgeois et le système capitaliste lui-même !

La leçon à tirer de cette histoire presque exemplaire est évidente : Tout compte fait, il s’agit d’une réussite  que seuls des sectaires impénitents (et dieu merci, en Grèce il y en a beaucoup) pourraient nier! Cependant, l’histoire de SYRIZA est loin d’être terminée, et les choses sérieuses viennent seulement de commencer. En somme, le bilan actuel ne peut être que provisoire. Cependant, malheur à celui qui ne le fera pas au nom de la faute grave et de la « trahison » de SYRIZA qu’il attend impatiemment pour pouvoir enfin dire… « Moi je l’avais prévue ». Non, ce bilan même provisoire et inachevé doit être fait car, par les temps (durs) qui courent, on ne peut pas se permettre le lux de ne pas profiter des expériences, des succès et des échecs d’autrui dans la gauche radicale européenne.

Formation politique au programme caractérisé en permanence par un… flou artistique, la Coalition de la Gauche Radicale a presque toujours balancé entre le réformisme de gauche et un anticapitalisme conséquent. D’ailleurs, elle a peut être tiré sa force de cette éternelle oscillation. Pourtant, il faut être clair : ce qui a pu fonctionner plutôt positivement dans des périodes « normales », pourrait devenir un handicap sinon un boomerang dans des périodes de crise aigue et d’exacerbation de l’affrontement de classe. En mots plus simples, SYRIZA qui vient de réussir magistralement sa percée, se trouve en l’espace de quelques semaines ( !), transformé de petit parti minoritaire dans une gauche grecque déjà minoritaire, à un parti dominant aux prétentions gouvernementales. Et tout ca pas dans n’importe quel pays et à n’importe quelle période historique, mais dans cette Grèce « laboratoire » et cas/test pour cette Europe de l’austérité en crise de nerfs…

Le changement d’échelle est si abrupt qu’il peut donner le vertige. Etant devenu en un temps record l’épouvantail des grands et l’espoir des petits et des sans voix en Grèce et même par l’Europe, SYRIZA est appelé maintenant à assumer des taches gigantesques et carrément historiques pour lesquelles il n’est préparé ni politiquement ni organisationellement. Alors, que faire ? La réponse doit être claire et catégorique : Mais, tout simplement aider SYRIZA ! Par tous les moyens. Et tout d’abord, ne pas le laisser seul. Tant en Grèce qu’en Europe. En mots simples, faire le contraire de ce que font ceux qui ne combinent pas leurs critiques à SYRIZA avec la solidarité et même le soutien à SYRIZA face à l’ennemi  de classe commun. Soutien peut être critique mais… soutien quand même ! Et pas demain, mais aujourd’hui. Car, au-delà des divergences tactiques ou autres,  le combat que mène actuellement SYRIZA est de fait notre combat, le combat de nous tous. Et s’en abstenir équivaut à non assistance à personne en danger. Ou plutôt à des populations et des pays entiers en danger !…